La muerte de Kennedy
Por: Gilberto Haaz
Un 22 de noviembre de 1963, uno lo recuerda como si fuera hace poco, pero han transcurrido 60 años, mataron al presidente JFK en una emboscada por los mismos cuerpos de seguridad que debían protegerlo. Siempre se recuerda dónde estabas cuando oíste la noticia, con todo y que, en aquel tiempo, casi lo único que había era la radio, la televisión aparecía poco, hoy hay todo de sobra. Desde aquellos años siguen apareciendo libros de La Conspiración, apenas ayer una de mis hijas me regaló uno y allí viene el presidente y Marilyn Monroe en otro capítulo y personajes. Pero la de Kennedy ha sido la más brutal de las conspiraciones, como en los tiempos de Julio César (¿Tú también, Brutus?) Se habló y la Comisión Warren, creada por unos viejitos por el presidente Johnson (quien en el lecho de muerte dijo a un amigo que Lee Harvey Oswald no había matado a Kennedy), para tapar todo ese tinglado y dejar en paz la conspiración. Nadie les creyó. Ni siquiera en sus casas. Hubo tres tiradores que le dispararon a fuego cruzado y gracias al film de Abraham Zapruder, al que no le tembló la mano al momento de los disparos (véase la cinta Parkland, producida por Tom Hank) se pudo conocer el fuego cruzado y el disparo que le da en la frente al presidente, que fue el mortal.
LAS VISITAS A DALLAS (SEXTO PISO DEL EDIFICIO)
Yo Mero he estado unas tres veces en Dallas, Texas, fui al sitio donde fue el atentado. Es un lugar que pertenece a Parques Nacionales y es un Monumento Nacional de luto. Llegué a la Plaza Dealey, un guía nos quiso llevar, era una gente de color que solo se tiraba unos tragos, le di un dólar y se fue contento. Se llega y se ve imponente el edificio de la librería donde dicen le disparó Lee Harvey Oswald, con un rifle viejo que había que cargar a cada disparo. Lo tomó en una curva donde la caravana iba más lenta y desde un puente al frente estaba el otro tirador, el que le dio de frente (Véase la película JFK de Oliver Stone). Lo demás todo fue confusión, la huida al hospital Parkland, Jaqueline trepándose a la cajuela del auto para darle la mano a un agente del servicio secreto a que los ayudara. Una tragedia nacional viviría el país. Eso era un antes y un después. Moría Camelot. El joven guía que era como su rey y el reinado de Camelot como el de un mundo diferente. Esa vez nos tomamos fotografías de todos los sitios, algunos en el piso están marcados con una cruz, donde le dieron, la barda de cerca de madera donde según hubo otro tirador, subimos a la librería, mediante 13 dólares nos dieron el tiquet, abajo hay una tienda de suvenires del presidente, desde gorras, camisetas y todo lo relacionado con su vida. Cerrada con cristales, están acomodadas las cajas como las encontró Oswald y disparó, según ellos. A un lado hay una sala pequeña de cine donde exhiben parte de la vida del presidente. Los americanos y el mundo le lloraron, aún se recuerda la escena cuando Walter Cronkite, el Jacobo Zabludovsky de ellos, al dar la noticia de su muerte, se quita los lentes y se limpia una lágrima al llorar.
SU MUERTE
A Kennedy lo mató su mismo sistema, se habla de la mafia, de los petroleros, de los banqueros, del Ejército y su armamento, pues iba a detener la Guerra de Vietnam. En el libro la Conspiración, escrito por un amigo de Bobby Kennedy, hay un relato donde el hermano Bobby llama al director de la CIA y le pide le diga la verdad, si fueron ellos los que lo asesinaron. Aquel tragó gordo y lo negó. Pero mucho se especuló de la CIA y del FBI con el maloso J. Edgar Hoover, quería muertos a los hermanos Kennedy. También Yo Mero he visitado unas tres veces el Cementerio de Arlington en Washington, donde están sepultados todos ellos y Jaqueline, su esposa. Luego vino el otro crimen, el de Bobby Kennedy. Hace un mes, un hijo del ex fiscal general habló claro y tendido sobre esa otra conspiración, porque encontraron 13 balas y la pistola del tal Sirhan solo era de 8 balas.
En una entrevista reciente con el Washington Post, el hijo de Kennedy afirmó que había llevado a cabo su propia investigación detallada sobre el acontecimiento, y ahora cree que hubo un segundo pistolero, por lo cual está pidiendo una nueva investigación. También reveló que visitó a Sirhan en diciembre de 2017, en el Centro Correccional Richard J. Donovan, cerca de San Diego. “Llegué a una instancia en la cual tenía que ver a Sirhan”, expresó Kennedy al Post. “Fui allí porque tenía curiosidad y estaba perturbado por lo que había visto en la evidencia”. Kennedy, quien tenía 14 años cuando murió su padre, no reveló de qué hablaron con Sirhan. Pero después de su conversación de tres horas, concluyó que había un segundo pistolero en el hotel, la noche del tiroteo. “Me molestaba pensar que podrían haber condenado a la persona equivocada por la muerte de mi padre”, indicó Kennedy al periódico. “Mi padre era el principal agente de la ley en este país. Creo que le habría molestado si alguien hubiera sido encarcelado por un crimen que no cometió”.
Los dos descansan en el mismo lugar.