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Acapulco y el desastre de su destrucción

Acapulco y el desastre de su destrucción

Acapulco y el desastre de su destrucción
Por: Vladimir Galeana Solórzano

La primera vez que conocí Acapulco fue en un viaje con mi Padre, Justino Galeana Salgado, para visitar el puerto y entrevistarse con sus amigos. Tenía ocho años. Viajamos doscientos kilómetros en autobús. Él estuvo mucho tiempo con ellos, y yo bastante aburrido. Después de esa plática con ellos, me llevo a la Playa, y me maravillé de lo hermosa que era la bahía con sus edificios de hotelería por doquier.

Fue un viaje épico, porque esos amigos los volví a ver varias veces, es más, mi madre, Raquel Solorzano les hacia siempre uno de sus mejores guisos: el aporreadillo. Los vi muchas veces, y un día esos hombres de lucha, entre los que estaba mi padre, decidieron conformar el Movimiento Cívico Guerrerense, que implicaba la toma de ayuntamientos para hacer un mejor gobierno.

La Agrupación Cívica Guerrerense se originó en 1959 como opositora al gobierno del General y Gobernador Raúl Caballero Aburto, quien desde el poder cometía graves excesos. El 21 de noviembre de 1959, en la Ciudad de México se dieron cita más de doscientos ciudadanos de diferentes partes del estado, y en la Escuela Primaria Miguel Serrano en la Ciudad de México, se dieron cita más de doscientos ciudadanos de diferentes partes del estado de Guerrero.

Entre ellos estuvo mi Padre, Justino Galeana Salgado, y el tema principal era el número de asesinatos en todo el estado, principalmente aquellos que por una u otra razón se involucraron en los malos gobiernos municipales. Ahí nació uno de los grupos mas nutridos de ideología con la finalidad de derrocar al gobierno. Genaro Vázquez fue elegido vicepresidente, y mi padre fue el encargado de los trabajos en Petatlan.

Cuando se realizó la toma del Palacio Municipal, mi padre le dictó a mi madre unos párrafos de lo que tendría que hablarse en la plaza central de Petatlan. Una vez que mi madre escribió lo que mi padre le dijo, me puso enfrente el papel y me pidió que lo leyera, lo cual hice. Mi padre no sabía leer, y me llevó de la mano a la concentración de cívicos que estaban rodeando el Palacio Municipal.

Mi padre me puso a leer el papel, y era el pronunciamiento del Movimiento cívico Guerrerense. Cuando termino la concentración, Genaro Vázquez me regalo cinco pesos, un billete que le lleve a mi madre y que todos los días me daba cinco centavos para gastar en el recreo en la Primaria Cristóbal Colon. Cuando mi padre me llevo a estudiar a México, un día lo busco un señor que me pregunto si conocía a Justino Galeana, en la calle de Sevilla en la colonia Portales.

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Le grite y salió, se fueron platicando. Después mi padre me diría quien era, Genaro Vazquez. Lo que mi padre no sabía, es que estaba despidiéndose de sus amigos, porque ya lo habían capturado e hizo un pacto con la milicia para despedirse de sus amigos. Esto me lo contó un General, del que prefiero omitir su nombre. Esos son los hombres valientes de Guerrero, guerreros hasta la muerte. Lastima que el inquilino de Palacio no entienda de estas cosas. Al tiempo. [email protected]

Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación. Al tiempo. [email protected]


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