Mutis por la indefinición
Triques
Por José García Sánchez
El peor enemigo de Ebrard en este momento es el silencio y ya cayó en un silencio suicida. La indefinición luego de la rebeldía paroxística y la acumulación exacerbada de egocentrismo, surge la resaca de la vida pública que pareciera cobrar su penitencia de silencio y reflexión.
Su desesperación por ser alguien en la vida dejó el chantaje atrás y dejó colgados de la brocha a muchos que ya se pensaban secretarios de Gobernación, por lo menos. Legisladores de poca participación y menos ideas estaban muy entusiasmados con seguir al caudillo hasta el fin.
El culto a la personalidad, que intentaron construir como una aventura hacia el despojo del anonimato, contra un movimiento social congruente, al cual quisieron desestabilizar para poder tener un lustre que no tienen, quedó atrás.
En un inicio, eran, aproximadamente 40 diputados resentidos que la suerte no les ha favorecido debido a su mediocridad. Ninguno es conocido por sus intervenciones en tribuna o por sus iniciativas de ley, quienes se unieron a Marcelo y empiezan a regresar al redil y se reincorporan a la mediocridad.
Acaba de advertir que estaba entrampados porque sus modificaciones al presupuesto eran un reto a la definición: se apoyaba a los pobres o se favorece a los ricos. Es ahí donde las huestes de Marcelo mostrarían de qué lado batean, porque si lo intentaban hacer de manera contraria a lo que se propone, estarían haciendo el juego al PRI, PAN, PRD y MC, con quienes debería unirse en bloque para ganar la votación. Es decir, colocados, de manera definitiva y clara, a la derecha, lo cual significaría su muerte política.
Esto marcaría una inconsistencia más no sólo del líder del grupo, frustrado candidato de Morena a la Presidencia de la República, sino de los diputados que se equivocaron de partido al afiliarse a Morena o bien tienen vocación de traidores, al estilo Lilly Téllez o Germán Martínez.
Lo que todavía no entiende la gente de Ebrard es que es necesario una postura política para saber si debe seguirse un líder o no y Marcelo no ha mostrado ideología alguna. Está inscrito en un partido de izquierda pero le hace el juego ala derecha y piensa como conservador, lo cual lo convierte en una persona inconsistente intelectual y emocionalmente.
La falta de definición acusa inmadurez, inestabilidad ideológica, fragilidad política, debilidad personal, inseguridad y hasta mala salud. Así no pueden ser los representantes populares. Si se van de Morena le hacen un favor. Incluyendo a su líder indefinido, ideológicamente, claro.
Si en lo individual no tienen identificación de ideas, en lo general sería u problema darle forma a esa diversidad que deriva en dispersión a la hora de ser serios.
Marcelo tuvo la oportunidad de mostrar sus ideas políticas en su libro que inexplicablemente da nombre a su movimiento: El camino de México, que no es otra cosa que un currículum novelado, un relato de un personaje en busca de identidad. No hay ideas políticas, no hay proyecto, no hay postura, sólo el berrinchismo como ideología.
Si es verdad que todo fue un show, el único perdedor fue Ebrard, si fue en serio, de igual manera.