COPARMEX rechaza aranceles de EUA al acero y aluminio: riesgos y respuestas ante una medida proteccionista
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El reciente anuncio del gobierno de Estados Unidos de imponer un arancel del 25% a las importaciones de acero y aluminio a partir del 12 de marzo ha encendido alarmas en la industria mexicana y en organismos empresariales como la Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX). La medida, que se ampara en la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial bajo el argumento de seguridad interna, es vista como un golpe a la competitividad regional y una violación a los principios del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
La industria siderúrgica mexicana depende en gran medida del mercado estadounidense, pues el 75% de sus exportaciones tienen como destino ese país, según datos de la Cámara Nacional de la Industria del Hierro y del Acero (CANACERO). En 2024, México mantuvo un balance comercial favorable a EUA con un superávit de 2.3 millones de toneladas de acero. Además, más de la mitad del acero exportado por la nación norteamericana tiene como destino México, lo que demuestra una fuerte integración entre ambas economías.
Impacto en la industria y el empleo
La imposición de estos aranceles podría tener consecuencias profundas en la economía mexicana, afectando no solo a la industria del acero y aluminio, sino a toda la cadena de valor vinculada a estos insumos, desde la manufactura automotriz hasta la construcción. Se estima que miles de empleos estarían en riesgo debido al encarecimiento de los costos y la pérdida de competitividad en el mercado estadounidense.
La experiencia de 2018, cuando la administración de Donald Trump impuso aranceles similares, dejó en evidencia los efectos negativos de estas políticas proteccionistas. Las represalias comerciales y la incertidumbre en la inversión derivaron en mayores costos para las empresas y consumidores de ambos países.
Posibles respuestas del gobierno mexicano
Ante esta situación, el gobierno de México ha iniciado gestiones diplomáticas para buscar la exclusión del país de estos aranceles. COPARMEX y CANACERO han respaldado estos esfuerzos, subrayando la necesidad de un diálogo abierto que permita encontrar soluciones respetuosas del marco del T-MEC.
En caso de que la medida se mantenga, México podría recurrir a los mecanismos de resolución de disputas contemplados en el tratado comercial o tomar acciones de defensa comercial para proteger a su industria. La posibilidad de represalias en otros sectores estratégicos no está descartada, como ocurrió en 2018 cuando México impuso aranceles a productos agrícolas y manufacturas estadounidenses en respuesta a las barreras impuestas por Washington.
Competitividad regional en juego
La cooperación entre México y Estados Unidos ha sido clave para el desarrollo de una industria siderúrgica integrada y competitiva a nivel global. La imposición de barreras comerciales no solo afecta a las empresas mexicanas, sino también a las estadounidenses que dependen del acero y aluminio importado desde México para mantener costos bajos y garantizar su producción.
Desde el sector privado, se insiste en que la competitividad de América del Norte debe fortalecerse a través de la cooperación y el respeto a los acuerdos comerciales, en lugar de medidas unilaterales que generan incertidumbre.
México enfrenta así un nuevo reto en su relación comercial con Estados Unidos, y el desenlace de esta disputa será crucial para definir el futuro del comercio bilateral y la estabilidad del sector industrial en ambos países.