Ceremonia indígena marca nuevo capítulo en la SCJN: ministros reciben Bastones de Mando


En un acto que trasciende lo protocolario y se adentra en el terreno de la reivindicación cultural, los ministros electos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) recibieron este lunes los Bastones de Mando y Servicio de manos de representantes de pueblos indígenas y afromexicanos, en una ceremonia que convirtió al Zócalo capitalino en un espacio de encuentro entre la tradición ancestral y el poder judicial renovado.
El ritual, cargado de simbolismo, se antecedió de una consagración en la zona arqueológica de Cuicuilco, donde los bastones fueron purificados con sahumerios, oraciones dirigidas a los cuatro puntos cardinales y evocaciones a deidades como Tonantzin y Quetzalcóatl. Según las autoridades tradicionales, el bastón de mando no es un adorno: “Es palabra, respeto y autoridad; un recordatorio de que quien lo porta debe guiar con dignidad y sensibilidad hacia los pueblos originarios”.

Ocho de los nueve ministros electos asistieron al acto: Hugo Aguilar Ortiz, quien presidirá la Corte, Lenia Batres Guadarrama, Loretta Ortiz, Giovannia Azael Figueroa, Yasmín Esquivel Mossa, María Estela Ríos e Irving Espinoza. La única ausencia fue la de Arístides Rodrigo Guerrero, debido a problemas de salud derivados de un accidente reciente.
Ceremonia indígena marca nuevo capítulo en la Suprema Corte: ministros reciben Bastones de Mando
Hugo Aguilar Ortiz, de origen mixteco, subrayó el carácter histórico del momento: “Sin la Reforma Judicial los pueblos indígenas no hubiéramos tenido la presencia que ahora tenemos. Vamos a sanear el Poder Judicial; se acabará la corrupción y el nepotismo”, afirmó.
La ceremonia, traducida en cinco lenguas indígenas, simboliza un giro hacia la inclusión y el reconocimiento de la diversidad cultural dentro del máximo tribunal del país. Aguilar pidió un voto de confianza para consolidar “un nuevo sistema de justicia basado en la armonía y la pluralidad cultural”.

Tras el acto, los ministros se dirigieron al Senado para rendir protesta formal, en lo que muchos consideran el inicio de una nueva etapa para el Poder Judicial mexicano, con mayor cercanía a los pueblos originarios y sus valores.