Asesinan a Lázaro Gambino, exfuncionario vinculado a “Los Chapitos”


Crimen en Jalisco reaviva escándalo político en Sinaloa
Zapopan, Jalisco.– El asesinato del licenciado Lázaro Gambino Espinoza, expresidente de la Junta de Conciliación y Arbitraje en Sinaloa, ocurrido este lunes en un negocio de frutas y verduras en el municipio de Zapopan, ha encendido nuevamente las alertas sobre los vínculos entre funcionarios públicos y redes del crimen organizado en el noroeste del país.
El cuerpo de Gambino quedó tendido junto a una camioneta de alta gama, en lo que testigos describieron como una ejecución directa. Hasta el momento, las autoridades jaliscienses no han ofrecido detalles sobre los móviles del crimen ni sobre posibles responsables. Pero el asesinato revive una historia de presuntos nexos entre el poder político sinaloense y una de las facciones más violentas del narcotráfico: “Los Chapitos”, liderada por Iván Archivaldo Guzmán Salazar.
Red de poder y crimen: relaciones familiares y contratos públicos
Lázaro Gambino no era un funcionario menor. Doctor en Derecho, con una carrera impulsada por Héctor Melesio Cuén y una trayectoria en la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), Gambino ocupó cargos clave en la administración de Rubén Rocha Moya, actual gobernador de Sinaloa. En 2021, fue designado presidente de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, un nombramiento que generó suspicacias desde un inicio.
Un informe publicado por el periodista Luis Cárdenas en febrero de este año reveló una supuesta conexión directa entre Gambino y el líder del grupo criminal: Gambino era concuño de Iván Archivaldo Guzmán, al estar casado con la hermana de la pareja sentimental del capo. Más aún, su esposa, Olga Ereyda Lindoro Navidad, habría sido beneficiada con contratos públicos por parte del Gobierno de Sinaloa, el Ayuntamiento de Culiacán y la propia UAS.
La revelación encendió alarmas en círculos políticos y académicos. Las acusaciones —alimentadas además por propaganda anónima arrojada desde aviones durante la guerra interna del Cártel de Sinaloa— dibujan a Gambino como presunto enlace directo entre el gobierno de Rocha y la facción de “Los Chapitos”.
Silencio oficial y evasivas en el gobierno de Rocha
Tras el asesinato, el gobernador Rubén Rocha Moya evitó pronunciarse de forma directa. “Como esa área depende de la Secretaría General de Gobierno, será Feliciano Castro quien informe de ello”, declaró, dejando el tema en manos del secretario general, quien a su vez desestimó dar información al afirmar que “los hechos ocurrieron en Jalisco y no en Sinaloa”.
Esta cadena de evasivas ha sido duramente criticada por analistas y ciudadanos que ven en el silencio oficial un intento de minimizar el escándalo. Especialmente cuando el nombre de Gambino también aparece mencionado en relación con el sangriento episodio del 25 de julio de 2024, cuando fue asesinado Héctor Melesio Cuén y, según versiones no confirmadas, secuestrado Ismael “El Mayo” Zambada, líder histórico del Cártel de Sinaloa.
Cae una ficha clave en el rompecabezas del narco-poder sinaloense
El crimen de Lázaro Gambino ocurre en un contexto de creciente tensión en la estructura criminal de Sinaloa. Diversos actores políticos y figuras públicas han sido señalados por sus presuntas conexiones con el narcotráfico, mientras que las instituciones muestran serias dificultades para deslindarse de estas redes.
Con su muerte, se apaga una voz que, para muchos, podría haber sido clave para esclarecer la maraña de complicidades entre crimen y gobierno. En cambio, su asesinato parece sellar, al menos temporalmente, otra página en la historia no contada del narcoestado sinaloense.