Niñas Embarazadas en Quintana Roo: Una Realidad Desgarradora
En los rincones más recónditos de Quintana Roo, un silencioso drama se despliega entre las sombras de la infancia. En un lugar donde deberían resonar las risas inocentes y los juegos despreocupados, la realidad es mucho más cruda y desgarradora.
Citali Hernández, directora de Vifac Cancún, alza la voz para dar testimonio de una tragedia que desafía la comprensión: embarazos en niñas de apenas 10 y 12 años.
En su relato, destaca el caso de dos jóvenes, ya madres a una edad donde la inocencia debería reinar. Son historias que estremecen el alma y nos confrontan con una cruda realidad que muchos prefieren ignorar.
La problemática no se limita a un rincón oscuro de la entidad. Se extiende como una sombra ominosa sobre las colonias irregulares de Cancún y las comunidades marginadas de Felipe Carrillo Puerto.
Es un mal que se enraíza en una cultura que, en nombre de los “usos y costumbres”, normaliza el matrimonio infantil y la explotación de la inocencia.
Sin embargo, en medio de la oscuridad, surge una luz de esperanza. Vifac Cancún se erige como un faro de amor y protección para estas jóvenes vulnerables. Ofrecen no solo refugio, sino también capacitación y alternativas para su desarrollo y el de sus hijos.
La reciente inauguración de una casa hogar en Ciudad Alegría es un rayo de esperanza, un oasis de amor en medio del desierto de desesperación.
Pero la batalla no es fácil. En Michoacán, el matrimonio infantil persiste como una sombra del pasado, una práctica arraigada en usos y costumbres ancestrales.
Sin embargo, el Senado de la República ha dado un paso valiente hacia el cambio.
Por unanimidad, se ha aprobado la prohibición de los matrimonios infantiles en comunidades indígenas, un paso crucial hacia un futuro donde el interés superior de los niños y adolescentes esté por encima de cualquier tradición arcaica.
Es un llamado a la acción, una invitación a la reflexión. ¿Qué futuro queremos construir para nuestras niñas y niños?
En un país donde la inocencia es sacrificada en el altar de la tradición, es hora de alzar la voz y defender los derechos de los más vulnerables. La batalla apenas comienza, pero juntos, podemos encender una chispa de esperanza en los corazones de aquellos que más lo necesitan.