Trump construye una máquina de vigilancia para espiar a sus propios ciudadanos


La Chispa trae noticias internacionales donde el presidente de Estados Unidos es el protagonista una vez más. Trump construye una máquina de vigilancia como ninguna otra. Durante su administración, Donald Trump ha impulsado medidas de austeridad en diversos sectores del gobierno, pero al mismo tiempo ha destinado millones de dólares a proyectos personales, incluyendo uno especialmente polémico: la expansión de la capacidad del gobierno para vigilar a sus propios ciudadanos.
El uso de tecnología para consolidar información sensible despierta alarmas sobre privacidad, manipulación y control estatal. Los críticos argumentan que este proyecto podría representar un punto de no retorno para la libertad individual en el país.
Palantir y el corazón del sistema de vigilancia
Según informes oficiales, la administración Trump ha otorgado contratos millonarios a Palantir, empresa tecnológica conocida por sus lazos con agencias de inteligencia. Este acuerdo tiene como objetivo consolidar y analizar datos personales de múltiples fuentes. Su software estrella, Foundry, ya opera en al menos cuatro agencias clave, incluyendo el Departamento de Seguridad Nacional (DHS)y el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS).
Trump construye una máquina de vigilancia con objetivos controvertidos
El software permite fusionar datos personales dispersos, creando perfiles detallados de millones de ciudadanos. Trump construye una máquina de vigilancia no solo para seguridad nacional, sino potencialmente para fines políticos, algo que preocupa a organismos de derechos humanos. Entre los datos analizados se incluyen:
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Información financiera: cuentas bancarias, préstamos estudiantiles.
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Historial médico: tratamientos, condiciones preexistentes.
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Datos migratorios: nacionalidad, solicitudes de asilo, deportaciones.
Un sistema que podría afectar a generaciones futuras
Con esta infraestructura de análisis de datos masivo, expertos advierten que el control gubernamental podría llegar a niveles sin precedentes. El uso político de esta tecnología podría permitir la vigilancia de opositores o el silenciamiento de voces críticas, dando lugar a un tipo de “vigilancia total”.
Una frase clave exacta como el nuevo orden de la información empieza a tomar forma en los discursos oficiales, reforzando la idea de que esta iniciativa va más allá de la seguridad y busca establecer una nueva forma de control ciudadano. Asimismo, la frase privacidad en peligro digital es cada vez más común en debates legislativos y redes sociales.