Sheinbaum proyecta liderazgo regional en la CELAC con propuesta de integración económica y defensa de la soberanía


Tegucigalpa, Honduras. En su primera intervención ante la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) como presidenta de México, Claudia Sheinbaum marcó un giro proactivo en la política exterior del país al proponer una Cumbre por el Bienestar Económico de América Latina y el Caribe, con el objetivo de fortalecer la cooperación regional y promover un desarrollo basado en la justicia social, la autosuficiencia y el respeto mutuo.
Desde la sede del organismo regional, Sheinbaum delineó una agenda de integración basada en el “humanismo mexicano”, una visión que busca construir alianzas desde los valores de solidaridad, equidad y soberanía. Acompañada por mandatarios y líderes de toda la región, subrayó que el camino hacia la prosperidad compartida exige unidad y visión de largo plazo.
“La transformación profunda que emprendimos en México tiene como principio poner en el centro a quienes más lo necesitan. Esta lógica puede y debe trascender nuestras fronteras”, expresó.
En un tono firme pero conciliador, Sheinbaum presentó propuestas concretas de cooperación regional que apuntan a un cambio de paradigma económico:
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Consolidar la autosuficiencia alimentaria mediante el intercambio agropecuario entre países.
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Crear una plataforma sanitaria regional para la producción y homologación de medicamentos.
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Establecer cadenas de suministro médico compartidas.
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Impulsar la colaboración científica y tecnológica como motor de desarrollo.
Además de sus propuestas, la mandataria defendió con claridad la soberanía de los pueblos latinoamericanos, rechazando los bloqueos económicos impuestos a Cuba y Venezuela, y exhortando a una solución pacífica y sin injerencias externas para la crisis en Haití.
El discurso también incluyó una postura firme en torno a la migración, abordada desde una perspectiva estructural. Sheinbaum sostuvo que “la única solución sostenible es erradicar las causas que obligan a millones a dejar sus hogares: la pobreza, la desigualdad y la violencia”. En este sentido, reivindicó el papel de los migrantes como “héroes y heroínas”, rechazando toda forma de racismo y criminalización.
La participación de Sheinbaum en la CELAC se ha interpretado como una demostración de liderazgo diplomático regional, que busca revitalizar el papel de México como puente entre los países del sur. Su llamado final apeló a la esperanza como fuerza movilizadora: “Frente a la adversidad, siempre está la esperanza. Y la esperanza hoy, es la unidad”.
Con esta intervención, la presidenta no solo compartió una visión de futuro para la región, sino que también posicionó a México como un actor clave en la redefinición del rumbo latinoamericano, desde un enfoque progresista, soberano y colectivo.