Niño se cura de cáncer cerebral y se vuelve el primero en hacerlo


La Chispa trae una historia conmovedora y revolucionaria que ha sorprendido al mundo médico: un niño se cura de cáncer cerebral, algo considerado imposible hasta ahora. Lucas Jemeljanova, un joven belga de apenas 13 años, logró superar un glioma de tronco encefálico, uno de los tipos de cáncer infantil más agresivos y letales. Diagnóstico, tratamiento experimental, y una mutación genética rara se alinearon para marcar un antes y un después en la oncología pediátrica.
¿Qué es el glioma de tronco encefálico y por qué es tan temido?
El glioma de tronco encefálico es un tumor que afecta zonas críticas del cerebro, encargadas de funciones vitales como la respiración y el ritmo cardíaco. Esta enfermedad tiene una tasa de mortalidad casi del 100%, y muy pocos pacientes sobreviven más de un año tras el diagnóstico.
En el caso de Lucas, los médicos no le daban más de 12 meses de vida. Sin embargo, hoy su historia se encuentra entre las más esperanzadoras y estudiadas de la medicina moderna.
Niño se cura de cáncer cerebral: El ensayo clínico que desafió las estadísticas
Lucas fue parte de un tratamiento pionero en el centro Gustave-Roussy, en Francia, donde comenzó un protocolo de terapia dirigida. Aunque esta terapia había mostrado resultados parciales en otros pacientes, nunca se había documentado una desaparición total del tumor… hasta ahora.
La clave: una mutación genética única
El oncólogo pediátrico Dr. Jacques Grill descubrió que el tumor de Lucas tenía una alteración genética extremadamente rara. Esta mutación hizo que su organismo respondiera de forma excepcional al medicamento del ensayo. Según el especialista, “no existe en el mundo un caso igual”.
¿Qué significa este caso para la ciencia?
Este avance no solo salvó la vida de Lucas, sino que también abrió nuevas puertas para el tratamiento de otros niños con el mismo diagnóstico. Los investigadores planean estudiar el ADN del tumor de Lucas para replicar los efectos positivos en laboratorio. Este descubrimiento permite soñar con medicamentos personalizados que, en el futuro, podrían cambiar radicalmente el panorama del cáncer infantil.
Esperanza para el futuro
Aunque se estima que replicar este tratamiento de forma masiva puede tardar entre 10 y 15 años, el caso de Lucas representa un punto de inflexión en la oncología pediátrica. Su historia no es solo una victoria individual, sino una llamada de atención a la importancia de la investigación genética en medicina personalizada.