Mujer “veía dragones” por todos lados debido a una rara afección en su cerebro


Durante décadas, una mujer “veía” dragones por todos lados, y aunque parecía una fantasía o una metáfora, se trataba de un trastorno neurológico real que desafió a la ciencia médica. La historia fue compartida por La Chispa y ha impactado al mundo científico por su rareza y profundidad.
Desde niña, creía que todos veían lo mismo: rostros humanos transformándose en criaturas con escamas y ojos brillantes. Pero no fue sino hasta los 52 años cuando decidió buscar ayuda médica y descubrió que aquello que la acompañó toda la vida tenía nombre y explicación clínica.
Mujer “veía” dragones por todos lados: ¿delirio o trastorno visual?
A lo largo de más de medio siglo, esta mujer vivió en dos mundos: el real y otro donde los rostros eran deformados por su mente. Las criaturas que veía no eran solo distorsiones: tenían detalles complejos como hocicos, colmillos, colores vibrantes y texturas similares a las de los reptiles.
Los exámenes iniciales no revelaron anomalías. Sin embargo, una resonancia magnética fue crucial: mostró lesiones en el área del cerebro encargada del reconocimiento facial. El diagnóstico fue prosopometamorfopsia, una condición que distorsiona la percepción de los rostros y que rara vez es permanente o tan extrema.
Prosopometamorfopsia: cuando el cerebro distorsiona la realidad
El caso fue tan sorprendente que llegó a oídos del famoso neurólogo Oliver Sacks. La historia fue publicada por el equipo médico en The Lancet, convirtiéndose en una referencia para especialistas en neurología y psiquiatría.
Los médicos teorizaron que el trastorno pudo haberse originado por una leve hipoxia perinatal (falta de oxígeno al nacer), afectando el desarrollo de la corteza visual. Esto explicaría cómo, incluso sin trauma ni enfermedades visibles, una mujer veía dragones por todos lados desde que tiene memoria.
Del tratamiento experimental a una vida casi normal
El tratamiento comenzó con ácido valproico, sin éxito. Luego, probaron rivastigmina, comúnmente usada para la demencia, y sorprendió a todos: las alucinaciones disminuyeron notablemente.
Actualmente, la mujer continúa su vida laboral, ha aprendido a convivir con los síntomas y, aunque los dragones aún aparecen ocasionalmente, ya no dominan su percepción.