Moscú estalla con Canadá por decisión de confiscar un avión ruso


La Chispa te mantiene informado sobre los sucesos que sacuden al mundo. En esta ocasión, Moscú estalla contra Canadá luego de que el gobierno canadiense tomara la decisión de transferir a Ucrania un avión de carga ruso confiscado desde el inicio de la invasión a gran escala ordenada por Vladimir Putin. Este movimiento ha encendido una nueva chispa en la ya tensa relación entre Rusia y Occidente.
El avión An-124 Ruslan, perteneciente a la aerolínea rusa especializada en transporte de carga Volga-Dnepr Airlines. Ha permanecido detenido durante años en el aeropuerto más grande de Canadá. Ahora, bajo sanciones impuestas por Ucrania, se perfila como un nuevo símbolo de confrontación geopolítica.
Moscú estalla contra Canadá: ¿Qué está en juego con el avión ruso?
La viceprimera ministra de Justicia de Ucrania, Olha Stefanishyna, anunció que Canadá está transfiriendo oficialmente el avión a Ucrania. Esta acción se sustenta en una resolución del Tribunal Superior Anticorrupción de Ucrania, que en agosto de 2023 aplicó sanciones específicas a esta aeronave.

El An-124 Ruslan se incautó en junio del mismo año. Pero su futuro parecía incierto hasta ahora. La decisión de Ottawa ha sido duramente criticada por Moscú, que considera esta entrega como una provocación y una expropiación ilegal.
En círculos diplomáticos se comenta que esta maniobra podría desatar una serie de represalias económicas y políticas, lo que alimenta aún más la tensión internacional. Sin duda, este es un claro ejemplo de cómo la guerra en Ucrania sigue generando efectos colaterales globales.
Una tensión que no cede: antecedentes de la incautación
Desde que inició la guerra, diversas naciones han sancionado a Rusia congelando activos, bienes y recursos. En este contexto, la incautación del avión por parte de Canadá no fue una excepción. El hecho se justificó como parte del compromiso del país norteamericano con las sanciones coordinadas de sus aliados.
Rusia, por su parte, ha calificado la medida como una “agresión directa”, argumentando que el avión no debería ser considerado un recurso militar, sino una propiedad privada en territorio extranjero. Este punto ha sido clave en los debates legales y diplomáticos que siguen abiertos.