La nueva estatua de Stalin en Moscú. Una osada jugada de Putin


La Chispa te trae noticias internacionales pues hablaremos de la nueva estatua de Stalin en Moscú. El presidente de Rusia insiste en desmentir la frase “Ni siquiera Dios puede cambiar el pasado” del poeta griego Agatón. En su estrategia de reescribir el pasado de su país y de rehabilitar a uno de los personajes más controvertidos de los tiempos recientes: el dictador soviético Joseph Stalin (1878-1953). El monumento a Stalin, el cual muestra al exgobernante mirando a lo lejos, flanqueado por trabajadores que lo veneran y niños que le ofrecen flores, fue instalado en el interior de la estación del Metro moscovita de Taganskaya.
¿Qué representa la nueva estatua de Stalin en Moscú?
Esta instalación ha sido interpretada como un claro intento del Kremlin de fortalecer un relato nacionalista que justifica el autoritarismo. La nueva estatua de Stalin en Moscú no solo revive una figura histórica, sino que reabre heridas aún sensibles dentro y fuera del país. El simbolismo detrás de la obra es potente: Stalin rodeado de ciudadanos comunes, lo que sugiere una visión idealizada de su liderazgo.
Reacciones locales e internacionales ante la polémica figura
La comunidad internacional ha reaccionado con preocupación. Diversos analistas afirman que este acto puede fomentar una reinterpretación peligrosa del pasado soviético. En Rusia, mientras algunos sectores celebran el monumento como un homenaje a la fortaleza nacional, otros recuerdan los millones de víctimas del régimen estalinista.
Uno de los comentarios más compartidos fue: “Una estatua no cambia los hechos”, en respuesta directa al intento del gobierno ruso de resignificar la figura de Stalin en la cultura popular.
El contexto histórico detrás de la rehabilitación de Stalin
Desde hace años, el Kremlin ha impulsado una narrativa que busca exaltar los logros soviéticos, minimizando sus abusos. La réplica instalada en la estación Taganskaya fue parte del mobiliario público en los años 50, y fue retirada en 1966 como parte de la desestalinización. Su regreso ahora, casi 60 años después, marca una tendencia clara del poder ruso por moldear la memoria histórica a su conveniencia.
¿Qué sigue después de esta controversia?
Se espera que esta acción inspire movimientos similares en otras regiones de Rusia, donde aún persisten posturas favorables hacia el antiguo líder. Mientras tanto, organizaciones internacionales han alertado sobre el peligro de glorificar dictaduras pasadas mediante símbolos públicos.