Canciller venezolano rechaza “confiscación” de supuestos bienes de Maduro en EE. UU.


El canciller venezolano Yván Gil ha generado polémica internacional tras rechazar públicamente las declaraciones de la fiscal estadounidense Pamela Bondi, quien aseguró que se ejecutó la “confiscación” de supuestos bienes del presidente Nicolás Maduro en territorio estadounidense.
Canciller venezolano rechaza confiscación de bienes de Maduro
El canciller venezolano calificó la acusación como parte de una estrategia política prolongada de Washington. Según Gil, los bienes señalados corresponden en realidad a aeronaves del Estado venezolano, que habrían sido sustraídas con ayuda del gobierno de Luis Abinader en República Dominicana antes de ser trasladadas a Estados Unidos.
Señalamientos contra Pamela Bondi y EEUU
En declaraciones difundidas por Telegram, Gil acusó a Bondi de inventar “un cuento contra el presidente Nicolás Maduro, digno de una mala serie”. Luego de que el gobierno de EEUU informó que confiscó bienes de Nicolás Maduro, el canciller acusó que las autoridades de Washington y de Miami se han beneficiado de la apropiación de CITGO, así como del robo de oro y activos venezolanos.

Gil destacó que Nicolás Maduro lleva más de 40 años de servicio público y mantiene un estilo de vida sencillo. El ministro insistió en que la acusación es “un show extravagante” destinado a desviar la atención de los avances del Gobierno venezolano en la lucha contra grupos que Caracas califica como terroristas y que, según denunció, son financiados por el Departamento de Estado.
El jefe de la diplomacia venezolana señaló que la narrativa de Estados Unidos contra Venezuela ha variado a lo largo del tiempo: “Ayer comunistas, después terroristas, luego armas de destrucción masiva; hoy, narcotraficantes. Cambian las mentiras, no el libreto”. Esta declaración, cargada de simbolismo político, busca reforzar la idea de una ofensiva continua contra la soberanía de Venezuela.
Gil reafirmó que el Gobierno venezolano seguirá adelante con sus esfuerzos para “derrotar todos los planes que intenten criminalizar nuestra revolución bolivariana”, posicionando así la narrativa oficial como una defensa frente a lo que considera una guerra mediática y política.