¿Qué le pasa a tu cuerpo si viajas al espacio? Aquí te respondemos


La Chispa te cuenta que si alguna vez te has preguntado ¿Qué le pasa a tu cuerpo si viajas al espacio?, abrocha tus cinturones porque estás a punto de descubrirlo. Cuando pensamos en el espacio, lo primero que nos viene a la mente suele ser la inmensidad estrellada, la misteriosa oscuridad del universo o la valentía de quienes se atreven a explorarlo, pero rara vez consideramos las secuelas que salir de la Tierra tiene sobre el organismo.
Tal como indica el artículo informativo publicado en el sitio web de la NASA en 2021 y actualizado en 2024, los astronautas no solo enfrentan retos tecnológicos y emocionales; sus cuerpos también se ven sometidos a transformaciones notables provocadas por la microgravedad, la radiación espacial y otras condiciones extremas.
Aunque estos cambios puedan parecer lejanos o casi de ciencia ficción, son clave para comprender cómo podríamos adaptarnos a vivir fuera de la Tierra durante períodos prolongados en un futuro tal vez no tan distante.
¿Qué le pasa a tu cuerpo si viajas al espacio? Efectos físicos inmediatos
Ver los planetas de cerca es el sueño de muchos y, con el auge del turismo espacial, tal vez pronto sea una realidad al alcance de más personas. Pero vivir en microgravedad, lejos de la atmósfera protectora y enfrentando condiciones extremas, tiene efectos (en ocasiones graves) para la salud humana que no todos pueden soportar.
Pérdida de masa muscular y ósea en el espacio
La falta de gravedad significa que el cuerpo ya no tiene que trabajar contra el peso. Esto puede sonar como vacaciones para los músculos, pero en realidad es todo lo contrario. Los astronautas pierden masa muscular y densidad ósea a un ritmo alarmante. De hecho, pueden llegar a perder hasta un 1% de densidad ósea por mes. Por eso, deben seguir estrictos programas de ejercicio diario a bordo.
Cambios en la visión por microgravedad
Muchos astronautas reportan problemas de visión después de pasar tiempo en el espacio. Esto se debe a que los fluidos corporales, que en la Tierra se concentran en la parte inferior del cuerpo por la gravedad, se redistribuyen hacia la cabeza, lo que puede ejercer presión sobre los ojos. Este fenómeno se conoce como síndrome neuro-ocular asociado a los vuelos espaciales (SANS).
Alteraciones en el sistema inmunológico durante las misiones espaciales
Estudios han demostrado que el sistema inmunológico puede debilitarse en el espacio, volviendo a los astronautas más vulnerables a enfermedades. Además, virus latentes como el herpes pueden reactivarse debido al estrés y a los cambios hormonales que experimenta el cuerpo.
Problemas del sueño y del ritmo circadiano en órbita
En la Estación Espacial Internacional, los astronautas ven hasta 16 amaneceres y atardeceres al día. Este caos de luz puede alterar el ritmo circadiano, afectando el sueño, el estado de ánimo y la concentración. Para contrarrestarlo, se utiliza iluminación artificial especial y rutinas estrictas.
Cambios cardiovasculares: así reacciona tu corazón al espacio
El corazón también sufre cambios: al no tener que bombear sangre contra la gravedad, puede reducir su tamaño y volverse menos eficiente. Además, al regresar a la Tierra, muchos astronautas experimentan mareos y desmayos, ya que su cuerpo tarda en readaptarse.
Exposición a la radiación cósmica
Fuera de la protección del campo magnético terrestre, los astronautas están más expuestos a la radiación cósmica. Esta exposición puede aumentar el riesgo de cáncer, afectar al sistema nervioso y causar daño celular a largo plazo.
¿Qué le pasa a tu cuerpo si viajas al espacio? Impacto psicológico y mental
El impacto del espacio no se limita al cuerpo: la salud mental de los astronautas también enfrenta grandes desafíos. La sensación de aislamiento, la distancia abismal con la Tierra y la constante exposición a un entorno desconocido y potencialmente peligroso pueden generar un alto nivel de estrés emocional.
Problemas psicológicos temporales en misiones prolongadas
Vivir en el espacio está lejos de ser una experiencia sencilla. El contacto con los seres queridos es limitado, la rutina diaria está estrictamente estructurada y la falta de libertad de movimiento puede resultar abrumadora. En misiones prolongadas, es común que los astronautas experimenten lo que se conoce como síndrome del claustro, una sensación de encierro que puede desencadenar ansiedad, irritabilidad o incluso síntomas de depresión.
Conscientes de estos riesgos, agencias como la NASA han desarrollado programas de apoyo psicológico en tiempo real y estrategias de bienestar emocional para acompañar a los tripulantes durante sus misiones. Sin embargo, el cuidado de la salud mental continúa siendo una prioridad crítica, especialmente de cara a futuros viajes de larga duración, como los que podrían dirigirse a Marte.
¿Quién puede viajar al espacio y experimentar estos efectos?
Hoy en día, viajar al espacio ya no es una experiencia exclusiva para astronautas. Hace unos días la artista estadounidense Katy Perry demostró que si se puede ir al espacio. El avance del turismo espacial ha abierto la puerta para que personas comunes puedan vivir esta extraordinaria aventura más allá de la atmósfera terrestre.
Empresas que lideran el turismo espacial
Cada vez más compañías privadas, como SpaceX (Elon Musk), Blue Origin (Jeff Bezos) y Virgin Galactic (Richard Branson), colaboran con la NASA para llevar civiles al espacio. En 2021, Virgin Galactic marcó un hito con el primer vuelo suborbital tripulado, superando a sus rivales.
Conocer ¿Qué le pasa a tu cuerpo si viajas al espacio? permite entender que estos viajes desafían tanto el cuerpo como la mente. La salud mental sigue siendo un reto clave que debe abordarse para garantizar misiones seguras y enriquecedoras.