¿Nuevas bacterias en el ombligo? Se hallan más de 2000 tipos de bacterias

La Chispa trae una noticia muy curiosa que está dando de qué hablar: ¿Nuevas bacterias en el ombligo?. Aunque parezca un rincón inofensivo, el ombligo humano ha revelado ser un auténtico refugio de biodiversidad microscópica. Investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte y el Museo de Ciencias Naturales (igual de Carolina del Norte) decidieron mirar más de cerca y descubrieron algo fascinante: más de 2.000 especies bacterianas, muchas de ellas posiblemente desconocidas para la ciencia.
¿Qué es el Proyecto de Biodiversidad del Ombligo?
Este proyecto pionero buscó analizar los microorganismos que habitan en nuestros ombligos, demostrando que los microbios no son siempre enemigos, sino aliados invisibles de nuestra salud. Mediante un simple cotonete, los voluntarios aportaron sus muestras y el resultado fue una verdadera explosión de vida microbiana.
En las primeras 66 muestras, se identificaron 2.368 especies diferentes, y más de la mitad podrían ser nuevas para la ciencia. ¿Nuevas bacterias en el ombligo? Parece que sí, y en cantidades que nadie esperaba.

Cada ombligo es un ecosistema único
Uno de los descubrimientos más impactantes fue que cada ombligo albergaba un promedio de 67 especies distintas, sin una sola especie común a todos los participantes. Esto convierte a cada ombligo en un ecosistema completamente diferente, influenciado por factores que aún no se comprenden del todo.
Aunque se evaluaron características como el género, la edad o la forma del ombligo (“innie” o “outie”), ninguna pudo explicar del todo la variedad observada. Lo que sí quedó claro fue que las bacterias más comunes tendían a encontrarse en grandes cantidades cuando estaban presentes.
Ciencia ciudadana y participación pública
Una de las claves del proyecto fue involucrar al público común. Cualquier persona podía contribuir con su muestra, promoviendo el concepto de ciencia accesible y participativa. Esta iniciativa no solo generó datos científicos valiosos, sino que también fomentó la curiosidad por lo invisible.
Este enfoque ha sido replicado en otros proyectos como Armpit-pa-looza (bacterias en las axilas) o School of Ants, que mapea la biodiversidad de hormigas. Y no olvidemos el estudio sobre los grillos camello, insectos poco conocidos que viven en los sótanos.
Biodiversidad invisible y su impacto en la salud
La doctora Holly Menninger resume perfectamente la lección: “No hay que ir a la selva amazónica para encontrar biodiversidad”. En efecto, la biodiversidad también vive en nuestro cuerpo. Así como los bosques protegen ecosistemas complejos, el ombligo humano protege un microhábitat lleno de vida.
Estas bacterias, lejos de ser una amenaza, pueden ser clave para fortalecer nuestra inmunidad y protegernos de enfermedades. La frase “microbioma humano” cobra nuevo sentido cuando descubrimos que incluso nuestros ombligos pueden ser el hogar de especies únicas.