Llegar a ser Adulto Mayor es una honra; las canas son la corona que se gana por ser honrado
¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!
Padre Santísimo: con el corazón en la mano, quienes por ese amor tan especial que nos tienes, este grupo de adultos mayores, hemos madrugado para saludarte.
Porque este día tan especial está dedicado a tus hijos que están viviendo las horas más preciadas, porque ya tenemos tiempo de sobra para soñar, para convivir, para gozar de esas excelentes relaciones interpersonales, para meditar, para estar en comunión contigo, para salir al encuentro de nuestros prójimos.
Y ver qué y cómo podemos ayudarlos con esa experiencia que ya tenemos, con la sabiduría que ya nos asiste, con las esferas del poder que están a nuestro alcance y con el talento, el amor y la pasión de quienes ya hemos amado y por ti hemos sido amados y privilegiados.
Padre Santísimo: Es la voz del Espíritu Santo que nos inspira para clamar a ti con potente voz y con una fe extraordinaria y capaz de hacer presente lo que visualizamos
Porque ya hemos vivido por más de 6 décadas y lo que bien hemos aprendido es lo que nos ha dado excelentes resultados y nos ha hecho salir:
“Llegar a la Edad Adulta es una honra; las canas son la corona que se gana por ser honrado.” (Proverbios 16:31). “Los nietos son la corona de los ancianos, y los padres son la honra de los hijos.” (Proverbios 17:6).
Padre Santísimo: ¡Cómo nos halaga que en el ayer juvenil, nuestro orgullo fue la fuerza! Ahora como adultos mayores nuestro gran valor es la experiencia.
Es por ello que de padres a hijos hablaremos de tus obras portentosas que por nuestro medio se han realizado, porque hemos sido soñadores que hemos creído en la posibilidad de hacerlos realidad.
Pero en este nuevo amanecer hay un maravilloso despertar profético que ya está en acción y reclama el que nosotros seamos quienes lo implementemos: “… derramaré mi Espíritu sobre todo ser humano.
Los hijos y las hijas de ustedes profetizarán, tendrán sueños los adultos mayores y los jóvenes recibirán visiones.” (Joel 2:28). Nosotros, Padre Santísimo, no nos cerraremos a esta oportunidad de experimentar un nuevo renacer en el espíritu, porque a favor de nuestra raza, será nuestro espíritu el que salga en su defensa, pero para ello ¡jamás vamos a permitir que decaiga nuestro semblante, disminuya nuestro entusiasmo, merme nuestra esperanza, n os achiquemos en la fe y mucho menos dejemos de ser seres de luz, de visión y de acción!
Padre Santísimo: Tener décadas es ser testigos y actores de un excelente amanecer, ¡jamás víctimas de un ocaso! Es justo el momento de ser seres de luz que brillan como nunca y hacen gala de sabiduría, de aplomo y de fortaleza.
Estar en esta etapa gloriosa es demostrar que estamos en nuestro mejor momento donde el amor, la destreza y la pasión hablan de un espíritu juvenil, porque ahora más que nunca, hemos llegado a concluir que la juventud está en el corazón y no en la edad.
Ni las canas ni las arrugas son motivo de pensar de que estamos envejeciendo, sino que estamos arribando a un excelso amanecer.
Ese pelo blanco y esas estrías en el rostro están anunciando una vida bien vivida, de metas alcanzadas, de éxitos, de victorias y de momentos inolvidables.
Estar en este final de nuestra historia es el premio que confirma nuestra aprobación y pase automático a la eternidad gloriosa, por haber aprendido el arte del buen vivir y porque estamos disfrutando como niños nuevas y gratas experiencias, porque estamos tranquilos, sabemos sonreír, queremos compartir y queremos ser agradecidos contigo, Padre Santísimo, que te dignaste darnos el invaluable don de la vida.
Padre Santísimo: no es para nosotros esta etapa el final de nuestra existencia, sino el comienzo de una vida de comunión contigo para saborear la Sabiduría. Amén.
P. Cosme Andrade Sánchez+
