“Así que ¡No temas!, porque Yo estoy contigo; no te angusties, porque Yo soy tu Dios”
¡OREMOS AL SEÑOR! ¡SEÑOR, TEN PIEDAD!
Padre Santísimo: ¡Muy buenos días! Hoy nos levantamos y al acudir de inmediato a tu presencia, viendo a muchos hermanos nuestros sumergidos en el temor y el temblor por lo que ven, que hasta la presencia de un animal los hace estremecer de pavor. Se olvidan de lo que el Espíritu Santo nos dice al corazón:
“¡No temas, porque yo soy tu Dios y estoy contigo. ¡No te angusties! Yo te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con la diestra de mi justicia.”
Muchos olvidamos la palabra de tu hijo amado, que nos previene: “Yo los envío como ovejas en medio de lobos. Por tanto, ¡sean astutos como serpientes y sencillos como palomas!”
¡Nos falta ese espíritu de sabiduría para poder vivir sin temores! No nos acordamos de que el temor es nuestro principal enemigo que nos acorrala, nos arrincona y no nos permite ver con toda naturalidad todo cuanto nos rodea.
Deberíamos interrogar a los animales y ellos nos enseñarían algo muy útil para disfrutar nuestra vida; las aves del cielo nos ilustrarían y nos invitarían a volar; la misma tierra tiene mucho qué enseñarnos; los peces del mar tienen una gran lección que ofrecernos, pero el temor nos hace replegarnos y empobrecernos.
Padre Santísimo: Nos damos cuenta ante tu presencia que el temor nos acobarda
Nos hace débiles, suelta nuestra lengua y nos hace maldecir a los gobernantes y a los potentados, sin darnos cuenta que aunque lo digamos en el secreto de nuestra alcoba, las mismas aves del cielo pueden hacer llegar nuestra voz y nuestro pensamiento.
Nos olvidamos que somos energía y estamos sincronizados y hasta nuestros mismos pensamientos tienen alas y lo pueden divulgar.
Padre Santísimo: estando ante ti, hemos recibido una excelente lección para eliminar todo temor y ver al mundo animal como nuestro aliado, como seres que nos dan lecciones de sabiduría que nos hace eliminar todo pavor y nos instruyen para poder cumplir nuestra misión.
¿No recordamos que fuimos creados por tu poder, que nos infundiste tu aliento y nos empoderaste para dominarlo y someterlo todo? Vivir en el temor es contrariar a nuestra propia naturaleza.
Temer es renunciar al poder que tú nos has dado desde que nos creaste. Temer es empobrecernos y vivir en la miseria más horrorosa y contrariar a tu divino propósito con el que tú nos colocaste como la corona de todo lo creado.
Padre Santísimo: ¡Hoy invitamos a todos nuestros hermanos y amigos del alma a renunciar a todo temor!
Hoy vivimos en la consciencia de que andamos como ovejas en medio de lobos, pero vamos a caminar en medio de ellos con la prudencia de las serpientes, con la sabiduría de las águilas y con la sencillez de las palomas.
Las serpientes no están todas para mordernos, porque ellas mismas detectan a los cobardes y a los valientes; ellas calculan la mordida y no atacan por deporte.
Las palomas son sencillas, porque saben que tienen el poder de volar y evitar ser presa fácil de sus depredadores. A nosotros nos falta ver en nuestra sencillez ese poder de volar y remontarnos a las alturas hasta llegar a tu trono divino y ponernos a salvo.
Los mismos lobos y fieras salvajes van a percibir que en nosotros no hay temor, pero sí prudencia, sabiduría y precaución.
Aunque somos tus ovejas, Padre Santísimo, tú misma presencia en nosotros nos infunde aliento, seguridad, protección y hasta confianza cuando dormimos, porque el Pastor de Israel no duerme jamás.
¡Gracias, Padre Santísimo, porque este día es el que tú destinaste para que todos nuestros hermanos y amigos aprendan a vivir desechando todo temor para vivir en el amor que da certeza, seguridad y bienestar! Amén. P. Cosme Andrade Sánchez+