Muere Bob Wilson, leyenda del teatro y arquitecto de la ‘memoria del fuego’


Robert “Bob” Wilson, el nombre que revolucionó el teatro y lo convirtió en un arte visual hipnótico, falleció a los 83 años en Nueva York. La noticia fue confirmada por sus colaboradores a través de su sitio oficial, donde también revelaron que el artista trabajó hasta el último momento. La Chispa trae este homenaje en honor a uno de los pilares fundamentales del arte escénico moderno, un verdadero arquitecto de imágenes en movimiento.
Bob Wilson y su lenguaje escénico: luz, silencio y geometría
Bob Wilson fue el creador de un lenguaje teatral nunca antes explorado. Leyenda del teatro, su propuesta visual está cimentada sobre tres ejes: la luz como protagonista, el silencio como emoción y la geometría como forma. La primera obra que lo catapultó al mundo fue Deafman Glance (1970), una pieza de siete horas sin palabras, iluminada por luces que narraban sin voz.
Einstein on the Beach: El experimento sin palabras
Su obra más reconocida, Einstein on the Beach, en colaboración con el compositor Philip Glass, es una ópera revolucionaria de cinco horas. En ella no hay historia ni texto, solo números cantados mientras los actores ejecutan movimientos lentos y simétricos. La acción visual y la musical entran en una danza de contrastes que fascina por su complejidad.
Colaboraciones icónicas de Bob Wilson que marcaron época
Bob Wilson encontró en Lucinda Childs su reflejo perfecto. Esta coreógrafa y bailarina fue pieza clave en su obra. En Einstein on the Beach, Childs aparece inmóvil al comienzo, pero al pasar el tiempo, se descubre que ha cruzado el escenario sin que el público perciba el movimiento. Ese tipo de teatralidad casi imperceptible fue sello de su genio.
Bob Wilson no trabajaba solo. A lo largo de su carrera, colaboró con mentes brillantes como William Burroughs, Tom Waits, Heiner Müller y Susan Sontag. Estos encuentros crearon obras de gran impacto escénico. Cada proyecto era una exploración del cuerpo, el texto y la imagen.
Bob Wilson como arquitecto y escultor de la escena
En 1993 ganó el prestigioso León de Oro en la Bienal de Venecia por su uso no convencional de la luz y el silencio en el arte visual. Más allá del teatro, Bob Wilson era arquitecto de atmósferas. En 2001 estrenó en Bellas Artes la ópera El maleficio de los jacintos, de su alumna Tania León. Aquella noche, el lugar olía a jacintos mientras luces gélidas y sillas diseñadas por él mismo creaban un espacio hipnótico.
Fascinación por los objetos y la memoria personal
En 2013, el Louvre presentó Living Rooms, donde Bob Wilson colocó su cama entre objetos de valor personal: zapatillas de danza de Rudolf Nuréyev y George Balanchine, un guante de niño encontrado en Manhattan y un conejo blanco. Este espacio íntimo era una galería de recuerdos vivientes.
Bob Wilson en Berlín y su teatralidad onírica
En 2003, presentó Leoncio y Lena en Berlín, con el Berliner Ensemble. Un juego entre el estilo brechtiano y el rococó, donde los actores parecían salir de un sueño. Pasteles suaves y cuero negro conviviendo en escena para narrar una historia que parecía transcurrir en un universo paralelo.
Arvo Pärt y Adam’s Passion: el eco de la espiritualidad
Bob Wilson también se unió al compositor Arvo Pärt en Adam’s Passion, una colaboración cargada de significado y belleza contenida. La obra fue grabada y hoy forma parte del legado de ambos artistas. Incluye una pieza escrita especialmente para Wilson: Sequentia.
Su última obra: animales, luz y contemplación
El mismo día de su muerte se inauguró su exposición Animals en Nueva York. Fotografías de búhos, alces y panteras revelan su fascinación por la luz y el misterio animal. Bob Wilson describió esta obra como “una forma de escuchar interiormente”. Su sensibilidad quedó plasmada, una vez más, en imágenes silenciosas.
El legado inmortal de Bob Wilson en la historia del teatro
Bob Wilson fue más que un director o escenógrafo: fue una mente que rompió las reglas para crear otras nuevas. Con su estilo inconfundible, transformó cada función en una experiencia sensorial. Su obra sigue inspirando a artistas, estudiantes y espectadores. Ha muerto un gigante, pero su visión estética vive en cada rincón del escenario global.