Trump espera llamada de Xi Jinping tras escalar aranceles, pero China no responde igual


En medio de una guerra comercial cada vez más tensa, Donald Trump espera llamada de Xi Jinping como un posible paso hacia la distensión, según analistas. Sin embargo, el silencio de Beijing continúa desconcertando a la administración estadounidense, mientras los mercados reaccionan con nerviosismo.
La decisión de los aranceles de Trump de aumentar las tarifas sobre los productos chinos en un 145 % ha sido interpretada por muchos analistas como una táctica de presión directa. En contraste, China ha respondido limitando la exportación de películas estadounidenses y aumentando sus propios aranceles sobre Estados Unidos al 84 %.
¿Por qué Trump espera llamada de Xi Jinping?
El deseo del presidente Trump de que el presidente Xi Jinping se acerque primero no es una casualidad política. Según fuentes oficiales, la postura estadounidense es clara: es China quien debe iniciar el diálogo. Beijing, por su parte, rechaza esa dinámica por temor a proyectar debilidad ante su propio pueblo y aliados internacionales.
China rechaza iniciar el diálogo: orgullo o estrategia
Durante más de dos meses, altos funcionarios estadounidenses han repetido la misma petición: Xi Jinping debería ser quien solicite la llamada. No obstante, Trump espera llamada de Xi Jinping sin que se produzcan avances tangibles. El orgullo político chino y la rígida estructura del protocolo han sido los principales obstáculos.
Este estancamiento refleja una profunda diferencia cultural y de estrategia. Trump apuesta por una política de presión, como quedó demostrado cuando impuso arancel a China sin titubeos. China, en cambio, busca condiciones previas basadas en el respeto mutuo y la igualdad, según declaraciones del Ministerio de Comercio.
Los canales diplomáticos alternativos no funcionan
A pesar de que existen conversaciones a niveles técnicos y diplomáticos intermedios, el canal principal entre Trump y Xi sigue cerrado. Fuentes cercanas a las negociaciones aseguran que se han propuesto intermediarios como el Ministro Wang Yi, pero EE.UU. considera que no representa al núcleo duro del poder chino.
Además, se han intentado conexiones a través de líderes empresariales como Elon Musk, quien tiene presencia estratégica en China. Estos esfuerzos tampoco han dado resultados. Beijing, mientras tanto, busca influir de manera indirecta limitando sus exportaciones estratégicas y redireccionando sus importaciones a países como Brasil.
Guerra comercial o guerra fría económica
La ausencia de diálogo de alto nivel no ha detenido la escalada. De hecho, expertos advierten que el conflicto podría transformarse en una guerra fría económica. Ya no se trata únicamente de tarifas: la posibilidad de que China venda bonos del Tesoro estadounidense o limite por completo los minerales de tierras raras marcaría un nuevo punto de inflexión.
Según analistas cercanos a ambos gobiernos, un paso de ese calibre podría ser interpretado como un acto de guerra económica. En este contexto, Trump espera llamada de Xi Jinping con la esperanza de frenar una caída libre de relaciones entre las dos principales potencias del planeta.
El silencio de China podría tener un alto costo
Mientras EE.UU. firma acuerdos con Japón, Corea del Sur y Vietnam como medida de presión indirecta, la expectativa sobre un contacto directo persiste. Aunque Trump asegura que dictará el ritmo de las conversaciones, todo parece indicar que el primer movimiento está en manos de Beijing.
El mundo observa, los mercados reaccionan y mientras Trump espera llamada de Xi Jinping como posible punto de inflexión en una batalla económica de consecuencias globales.