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UNA DE KAFKA

UNA DE KAFKA

Cuando las caminos enloquecen

Cuando la literatura y el cine hablan. Camelot.

 

García Márquez, en sus inicios de reportero-escritor, leía con pasión a los grandes de la literatura. Admiraba a Hemingway (a quien alguna vez encontró en París, cuando Hemingway era grande y afamado y Gabriel empezaba sus pininos de reportero: “Me puse las manos en bocina, como Tarzán en la selva, y grité de una acera a la otra: «Maeeeestro». Ernest Hemingway comprendió que no podía haber otro maestro entre la muchedumbre de estudiantes, y se volvió con la mano en alto, y me gritó en castellano con una voz un tanto pueril: «Adioooos, amigo». Fue la única vez que lo vi). Cuenta su biógrafo que un día regresó a la pensión donde vivía, se quitó los zapatos y se tumbó en la cama. Leyó la primera línea de La Metamorfosis de Kafka: “Una mañana, tras un sueño intranquilo, Gregorio Samsa se despertó convertido en monstruoso insecto”. García Márquez recuerda que pensó, fascinado: “¡Mierda, así es como hablaba mi abuela!”.

 

LOS 7 AÑOS Y EL SALUDO DE MANO

 

Algo se aprende cuando se vive. Lo que ve el que vive, dijo Ricardo Garibay. Hace mucho descubrí que esos famosos ‘7 años de salación’ obedecieron a que en el Palacio de Versalles, el llamado Rey Sol mandó instalar unos espejos carísimos. Los importaban de Italia, cada uno de ellos costaba el equivalente a 7 años de trabajo de algún súbdito empleado en ese versallesco palacio, donde reinaron los últimos reyes de Francia. Por eso, al romper un vidrio, se decía que tenías 7 años de salación. Otro. Al ver la película ‘Contagio’, que mucho nos hizo revivir aquella influenza porcina que nos llegó un mal día a Perote y nos hizo fama mundial, hasta la misma Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendaban no saludar de mano, por ningún motivo. Prohibidísimo. Una escena de esa película medio aburrida, que me sirvió para echar una siestecita relajada, explica que el darse la mano proviene de la antigüedad, que se daba y extendía la mano para que a la persona que la mostrabas viera que no llevabas nada con que agredirla. De allí nació ese gesto de amistad. Manuel Vicent lo revive: “Cuando en Roma dos desconocidos se encontraban para hablar, antes levantaban la mano y acto seguido se la estrechaban para demostrar que no llevaban ningún arma”. Algo se aprende, más yendo al cine.

 

EL DUELO REAL MADRID.

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No se pudo. Real Madrid en casa anotó solo uno y le anotaron dos, así jamás se puede ganar. Necesitaba tres sin recibir ninguno. Será para la próxima. La Champions se le esfumó al equipo que más ha ganado esas copas: 14 títulos, a esperar la próxima. Arsenal empleó el Catenaccio. El Bernabéu enmudeció. Aquel 0-3 de visitante, pesó mucho.

 


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