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Trastornos de la conducta alimenticia

Trastornos de la conducta alimenticia

Trastornos de la conducta alimenticia
Por Ivette Estrada

La comida no siempre representa placer. También es un espejo de profundos miedos y ansiedad. Esto se evidencian más durante festividades como Navidad y fin de año. Son un reto duro de enfrentar para muchos.

Anorexia nerviosa,  bulimia, trastorno por atracón,  vigorexia y síndrome del comedor selectivo son algunos de los trastornos de conducta alimenticia que pueden pasar desapercibidos, pero la detección temprana y el tratamiento multidisciplinar son cruciales para prevenir consecuencias significativas.

Las festividades muchas veces representan un desafío emocional y físico para quien padece trastornos en la alimentación. A veces, por paradójico y absurdo que parezca, la comida nos enfrenta con nuestros peores complejos y miedos. La empatía, el apoyo y la comprensión son esenciales para ayudarnos a sobrellevar los retos que surgen durante las celebraciones y los encuentros en esta época del año. El apoyo de nuestra familia y amigos desempeña un papel crucial en la recuperación y el bienestar de quienes enfrentamos alguno de estos trastornos.

¿Cómo puedes ayudar a quien padece algún trastorno de conducta alimenticia? Esto es lo que aconsejan los expertos.

Educarse a uno mismo: Informarse sobre los diferentes TCA y sus tratamientos ayuda a comprender y apoyar mejor. En general se suele pensar que se trata de “caprichos” y desestimamos las implicaciones físicas y psicológicas que cada una de estas conductas conlleva.

Escuchar sin juzgar: Crear un ambiente seguro para que la persona exprese sus sentimientos y preocupaciones es clave. La incomprensión nos genera un gran sentimiento de culpa y logra acendrar más conductas nocivas relacionadas con la alimentación. El desdén suele orillarnos a un pernicioso aislamiento.

Ofrecer apoyo emocional: Es importante expresar la preocupación y el amor incondicional, asegurar el apoyo total a la persona que padece el TCA durante todo el proceso. Queremos salir de los patrones negativos de cómo y qué comemos, pero no es tarea fácil. Necesitamos apoyo emocional.

No forzar la conversación: Respetar el tiempo y espacio de la persona, sin presionarla para hablar sobre su trastorno. Consideren que comentar esto no es fácil. Implica abrir viejas y extrañas heridas y muestra nuestra faceta más imperfecta y vulnerable.

Fomentar una vida normalizada: Es crucial mantener actividades habituales y promover un ambiente saludable en las comidas.

Evitar comentarios sobre la apariencia física: Abstenerse de hacer comentarios sobre el peso, la figura corporal o la apariencia, ya que esto puede empeorar la situación.

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Ser paciente y comprensivo: La recuperación lleva tiempo; es importante celebrar los pequeños avances y evitar ser el terapeuta del afectado.

Animar a buscar ayuda profesional: Destacar la importancia de buscar ayuda especializada, como psicólogos o psiquiatras, para un tratamiento efectivo.

Es muy importante crear un ambiente inclusivo y solidario para todos durante las festividades. El respeto es crucial. Y por favor: evitemos incitar a otros a comer algo sólo porque “está delicioso”. Hay muchas batallas duras para rehusar un trozo de pastel o evadir el gluten. Un diabético lo sabe.

 


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