Traicionar la misión de buscar el poder
El Juglar de la Red por Rafael Cano Franco
La misión de los partidos políticos en el mundo es buscar acceder al poder a través de conquistar el electorado. Para eso se constituyen, porque la vida de una organización política está sustentada en la participación político-electoral; renegar de esa misión que les compete es traicionar a los electores.
El partido Movimiento Ciudadano, acaba de anunciar que no participará con candidatos propios o en alianza con otros partidos, en las elecciones a realizarse en Coahuila y Estado de México; la decisión la justifican con un argumento baladí, como ese de que no hay condiciones y que esos procesos electorales serán una farsa.
Movimiento Ciudadano marca como premisa que ambas elecciones están pactadas: Morena se quedará con el Estado de México a cambio de otorgar impunidad a la clase política que ahí gobierna actualmente y a cambio va a cederle al PRI la gubernatura de Coahuila.
Pero ese argumento es el que más fortalece la obligación de participar y exhibir esas mafias que presume existen; es precisamente por eso que debe competir para brindarle al electorado otra opción diferente.
Pero en lugar de eso declina participar y vuelve a darle la espalda a su militancia y a sus electores. Todo parece indicar que aquello de lo que acusa Movimiento Ciudadano a los otros, es precisamente lo que ellos mismos padecen.
Acusa la existencia de una mafia electoral que ya pactó esas elecciones, pero su inacción en esos procesos lo deja ver como cómplice por omisión. En este caso su declinación termina por favorecer a Morena y con esa abstención favorece al que lleva mayoría. Es decir, de nueva cuenta, la dirigencia de Movimiento Ciudadano vuelve a tomar una decisión que al final termina por favorecer a su viejo aliado, el presidente López Obrador.
Puede ser cuestionable esa terquedad de no ir en alianza, pero es aceptable porque a final de cuentas eso le ha permitido establecer una diferencia con los otros partidos políticos; lo que no se puede aceptar es que sin mayor pudor determine salir de la lucha electoral y que lo haga bajo el argumento de que no existen condiciones paritarias para competir.
El partido de Dante Delgado pareciera ser un aliado emboscado de Morena y del presidente López Obrador. Cuando Morena propuso que se sancionara con penas más severas las críticas al Ejecutivo, la iniciativa se aprobó en comisiones con el voto de Morena y sus aliados, entre ellos Movimiento Ciudadano; la iniciativa se truncó porque luego fueron exhibidos por el propio Andrés Manuel López Obrador que anunció vetaría esa ley en caso de ser aprobada.
Más recientemente, en la manifestación ciudadana para defender al INE, donde participó una gran masa ciudadana, el gran ausente fue Movimiento Ciudadano, dejaron la sensación de que para ellos no es asunto prioritario e importante defender al INE y menos ubicarse al lado de los ciudadanos, le hicieron “fuchi” a esa convocatoria como si esa lucha fuera convocada por los partidos políticos opositores.
Su ausencia de esa movilización ciudadana lo ubicó al lado de aquellos que promueven el “Plan B” y lo alejó de las clases medias, el segmento poblacional que mayoritariamente salió a manifestarse para exigir a la Suprema Corte de Justicia de la Nación declare inconstitucional ese proyecto electoral que promueve el gobierno en turno.
Son este tipo de decisiones, sumando ahora su declinación a participar en los procesos electorales de Estado de México y Coahuila, lo que ha marcado a Movimiento Ciudadano como un aliado de Morena, pero que se niega a salir del clóset.
Pero también es momento de decir que más allá de los triunfos electorales que ha tenido en elecciones estatales como la de Jalisco o Nuevo León, en el resto del país carece de simpatías electorales y en los procesos para este año no superaba la barrera de los 10 puntos en las preferencias electorales; esa pobreza electoral también marca a un partido que pretende ser de los grandes, pero que se muestra muy chiquito.
En todo esto tampoco es asunto menor que a pesar de no ser actor electoral porque abandona el campo de pelea, aun así nos sigue costando y renuncia a la elección, pero no renuncia a las prerrogativas que se le otorgan para que participe en la contienda.
Vendrá el 2024 y veremos si este desprecio de Movimiento Ciudadano es castigado por los electores al ubicarlo como un aliado de clóset de Morena o si en lugar de eso se les premia y se le reconoce como una postura auténticamente diferenciada de los otros partidos opositores.