Tabasco: Fervor patrio en decadencia
Por La Chispa
septiembre 17, 2024
Por: René Alberto López
Estamos en el ombligo del mes patrio de este 2024, cuyas fiestas estelares son el Grito de Independencia, a la medianoche del 15 de septiembre, y el desfile militar al día siguiente.
De este modo, celebradas estas, ya se puede evaluar otro año más en el que las fechas patrias han ido perdiendo la pasión de décadas pasadas, al menos en Tabasco, una tierra considerada liberal, donde el fervor patrio de nuevo mostró su decadencia.
Los de la generación dorada, que de a poco se está yendo de este planeta, los que todavía el “clarín los convoca a lidiar con valor”, pueden recordar que en las últimas décadas del del siglo pasado los abuelos festejaban con verdadero entusiasmo a los héroes que nos dieron libertad, así como a los símbolos patrios.
Recuerdo que, en mi natal municipio de Cárdenas, mi abuela guardaba en los cajones de su ropero, tres banderas de tela de nuestro querido México, claro, acompañadas con sus bolas de naftalina para alejar las polillas.
Los primeros días de septiembre de cada año, era un verdadero ritual observar cómo todos los vecinos se esmeraban para colocar sus banderas en puertas y ventanas de sus casas. En pocos días en toda la calle Cuauhtémoc (La bolsa, como se le conoce), lucían la vistosa bandera nacional, pero lo mismo era en todas las calles de Cárdenas.
El 15 y el 16 eran dos días de fiestas del pueblo, pues además del Grito de Independencia del alcalde, en el parque había un baile popular y en las casas se amanecía con la celebración. El parque principal era adornado con hileras de pequeñas banderas con los colores verdes, blanco y rojo colgadas en las alturas de la plaza.
En postes de concreto del parque se ataban pencas de palmeras con banderitas nacionales en la punta, y en las cuatro esquinas del parque se instalaban varias señoras para batir el pozol a la mano en grandes tinas que se repartía a todo el mundo, al concluir el desfile.
Pasado el desfile, comenzaban los festejos con el famoso “palo encebado”, al que se le ponía un premio en la parte alta y lugareños se organizaban en grupos para tratar de alcanzar el premio que a veces era dinero en efectivo, y la gente se divertía viendo como caían los competidores.
Luego venían la “cochinita encebada”, competencias atléticas, ciclistas y carreras de caballo. Todo un fiestón popular, pero eso tiempos se ha perdido, y, debería rescatarse, pues son tradiciones que fortalecen nuestra identidad, nuestro mexicanismo.
Ahí se las dejo.
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