Sin trabajadores no hay riqueza, no hay servicios sociales

diciembre 26, 2024

La presencia de Erasto Ensástiga Santiago en el festejo del Día del Trabajador del ISSSTE, zarandeó la memoria y brotaron episodios de una intensa búsqueda por la justicia laboral.
Al paso del tiempo, hoy se puede constatar que las luchas sociales honestas rinden frutos en beneficio de los asalariados que se liberan de la esclavitud moderna de sus patrones.
El mejor ejemplo de ello sucedió en 1985, luego de que los trabajadores de Pascual lograron convertir a una empresa ciento por ciento mexicana en una cooperativa que demostró ser un modelo inteligente para el desarrollo económico de sus integrantes.
Los nuevos socios entendieron que cuando se pone por delante el interés superior de los trabajadores y sus familias, que se refleja en bienestar colectivo, se puede alcanzar prosperidad comercial. Un gana gana cien por ciento.
A la vista, el modelo debiera replicarse cuando no existe un entendimiento con los patrones y empresarios que sólo ven en los trabajadores maquinas de hacer dinero y no personas que trabajan para generar riqueza, misma que debe ser recompensada y compartida.
Sin trabajadores no hay riqueza, no hay servicios sociales
Luego de mil días de banderas rojinegras los trabajadores lograron crear la Cooperativa refresquera Pascual y Lulú, que produce, además, jugos de frutas Boing.
La huelga se originó porque Rafael Víctor Jiménez Zamudio, el dueño de la refresquera, se negó a aumentar los sueldos de emergencia decretados por el Gobierno Federal para mitigar la crisis económica de 1982.
Habrá que recordar que desde los primeros días del sexenio Echeverrista hasta el Delamadrista la carestía de la vida y la inflación afectaron la economía familiar de millones de mexicanos.
En ese sentido, el gobierno Lopezportillista decretó aumentar los salarios desde el 10 hasta el 30 por ciento para enfrentar la inflación generada por pésimas estrategias de desarrollo, sin embargo, una de las empresas que se pasaron por el arco del triunfo el decreto fue Refrescos Pascual.
La negativa de Jiménez Zamudio topó con pared frente a la organización, movilización, y concientización de los trabajadores, que pese a los ataques armados y con dos decesos registrados, nunca bajaron la guardia y continuaron hasta vencer al empresario abusivo.
La buena organización, estratégica, de trabajadores pudo enfrentar con éxito a Rafael Jiménez, aun siendo amigo personal de Luis Echeverría y de López Portillo, quienes sin duda ayudaron al empresario a ser competitivo frente a refresqueras trasnacionales.
La voracidad empresarial de Jiménez Zamudio lo llevó a establecer contratos personales, donde la contratación colectiva era inexistente, donde imperó una representación sindical charra, un sindicato blanco encabezado por Edmundo Estrada; en realidad un contrato unipersonal leonino.
Habrá que recordar que los hermanos Erasto y Gilberto Ensástiga Santiago se coordinaron y establecieron una alianza con el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), fundado por Heberto Castillo con perspectiva de un socialismo mexicanista.
El empresario jamás pensó que un puñado de trabajadores organizaran tal movimiento obrero. Nunca midió que los trabajadores defendieran su derecho al trabajo, su derecho a una paga justa y mucho menos visualizó una rebelión contra la crisis económica y los bajos salarios.
Era tiempo de señalar a los dirigentes de organizaciones charras como de la CTM, CROM, CROC, FSTSE cuyos líderes se rendían a los pies del Primer Mandatario, de los patrones, propios y extranjeros a cambio de beneficios personales a través de curules en el Congreso de la Unión y en instituciones federales.
En todas esta lucha laboral sobresalieron los hermanos Erasto y Gilberto Ensástiga. En esta ocasión Erasto, luego de ocupar varios cargos en el gobierno capitalino desde 1997, ser delgado en Iztacalco, hoy se despeña como secretario particular del director general del ISSSTE, el doctor Martí Batres Guadarrama.
Con las características humanistas, de lucha por los derechos laborales, humanos y de los mexicanos será un puente de comunicación y solución de los severos problemas que aún existen en el ISSSTE como falta de organización para la atención de la salud, donde el personal médico, paramédico y grupos afines no terminan por coordinarse para prestar un mejor servicio.
Los más de 13 millones de derechohabientes están atentos a los buenos resultados que puedan ofrecer los nuevos directivos con experiencia social, como Juan Gerardo Hernández López, Mario Joaquín Zepeda Martínez, Jabnely Maldonado Meza, Rocío del Pilar Villarauz Martínez, Omar Butrón Fosado, Gustavo Reyes Terán, entre otros.
A todo este recuento de lucha laboral habrá que mencionar que el entonces director de Comunicación Social del SNTISSSTE, Ignacio Sánchez Cid, excandidato a diputado por el Partido Mexicano del Trabajo por Tehuacán, Puebla, y su servidor apoyamos en la medida de lo posible la lucha sindical de la Cooperativa Pascual.
Eran tiempo difíciles para que un sindicato blanco participara en apoyo a trabajadores de sindicatos independientes, en ese entonces encabezado por Juan Francisco Díaz Aguirre, a saber, ahijado de Fidel Velázquez Sánchez, en virtud de que su padre fue dirigente de los trabajadores gastronómicos del país afiliados a la CTM.
La participación del SNTISSSTE, a través de Sánchez Cid, alcanzó niveles latinoamericanos al apoyar al Frente Sandinista de Liberación Nacional, en ese tiempo encabezado por José Daniel Ortega Saavedra, como coordinador de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional de Nicaragua.
Habrá que recordar a Modesto López, director general de Discos Pentagrama, quien producía discos a Oscar Chávez, Amparo Ochoa, Guadalupe y Viola Trigo, Los Leones de la Sierra de Xichú, Salario Mínimo, Gabino Palomares, entre otros y quien apoyó de manera decidida a la lucha insurgente nicaragüense a la que se sumó, de manera discreta, la Playmate Elizabeth Aguilar.
Como no recordar las peñas que se realizaron en el Club de Periodistas, en el Frente Auténtico del Trabajo (FAT), y en algunos otros salones obreros para recaudar fondos enviados a la insurgencia nica, organizadas por Teo Peters, Modesto López, Óscar Chávez y José González Cedillo.
En aquellos tiempos conocimos a granel el Flor de Caña, bebida que llegó para quedarse por su buen sabor y textura, muy a modo en la bohemia y promoción de una revolución de las conciencias, de manera pacífica.
Realmente fue increíble que ningún funcionario del gobierno de Carlos Salinas de Gortari llamara la atención al dirigente del SNTISSSTE, Juan Díaz Aguirre por apoyar las luchas de los Trabajadores de Pascual y de los insurgentes del FSLN, además de apoyar a los Palestinos en su eterna lucha contra Israel.
Inclusive, hay que recordar que aún las dirigencias independientes tenían fuerzas para dar y prestar a ciudadanos latinos contra fieros capitalistas en otras naciones hermanas como Nicaragua.
Ni como pensar que un sindicato charro como el SNTISSSTE, se sumará a estas luchas sindicales, ni cómo. Pero sí, hubo un espacio para colaborar de manera discreta, sin caer en la clandestinidad ni a salto de mata, quizá porque los puritanos Salinistas, creían que era una broma.
Pero hoy es inexplicable que en 15 años no se hayan revisado las Condiciones Generales de Trabajo generando un estancamiento en las prestaciones económicas para más de 76 mil trabajadores de base del país.
Ni como pensar que aún con siete sindicatos los trabajadores sigan en el abandono sindical que sólo atienden casos de gestoría y no de una férrea defensa de los derechos laborales y mucho menos la mínima idea de organización, movilización ni concientización social y que muchos dirigentes ni siquiera conozcan que existen Condiciones Generales de Trabajo, ni su estudio y aplicación.
Les hace falta ver más “baaxxx”, espíritu de lucha, conciencia, consciencia, de clase y amor al prójimo; bajarse del pedestal de papel y reconocerse asalariados y no dueños de las cuotas sindicales ni del destino de los trabajadores.
Haría bien una consulta abierta, de cara a los trabajadores y conocer con certeza sus necesidades en cada servicio, de cada trabajador; tomar en cuenta sus propuestas de mejora, su sabiduría y no buscar conceptos domingueros para el discurso hueco atrapa aplausos.