Si se sumara MC…
Por José García Sánchez
La alianza opositora, tanto como algunos despistados argumentan como el último dejo de esperanza para su desordenada visión del país, que si Movimiento Ciudadano se le sumara podría ganar las elecciones no sólo de presidencias municipales sino de la Presidencia de la República, lo cual con una operación aritmética queda deshecha la propuesta. No se trata de un partido fuerte sino de un negocio prácticamente familiar que se ha mantenido a base de negociaciones y acuerdos con los partidos que en ese momento ejercen el poder.
MC es un partido que puede aportar un promedio de cinco puntos en la votación final, que no cubre la diferencia con Morena y sus aliados en ningún momento y prácticamente en ningún lugar del territorio nacional.
Sin embargo, el optimismo son límites de algunos, incluyendo a los líderes de la alianza opositora, aseguran que si se suma el partido de Dante Delgado podrían vencerlo o, por lo menos, restarle legisladores en las cámaras.
Movimiento Ciudadano se pega al que considera ganador, aunque no tiene buena puntería como le sucedió en 2018, cuando apoyó a Ricardo Anaya para la Presidencia de la República, donde obtuvo el 1.78 por ciento de la votación, y mantuvo su registro por razones inexplicables. Carece de cuadros competitivos y los pocos que tenían se los comieron sus propios excesos. Podría decirse que vive superior momento pero como lo han adoptado como el salvador de la derecha su fragilidad no es exhibida porque esto redundaría en que sólo se le sumara u partido débil más a la de por sí endeble alianza opositora.
El discurso de MC es muy similar al del PRI de hace 30 años, la herencia priista de Dante Delgado pesa en sus declaraciones más que en ningún priista en la actualidad. Ese sí muestra su herencia retórica como muestra de su falta de actualización y de estar ciego al presente viviendo de recuerdos y de viejos logros. Ni hace falta ni estorba. Simplemente nada de a muertito en busca de un golpe de suerte, por el cual ni siquiera lucha ni invierte tiempo y, menos aún, dinero.
El resultado de la contienda electoral del 2018 le dio al Movimiento Ciudadano una fuerte presencia en el estado de Jalisco, ganándose la gubernatura del estado a través de su abanderado Enrique Alfaro Ramírez, 4 de las 20 diputaciones estatales de Jalisco y 11 coalición con el PAN y el PRD, 26 de 135 presidencias municipales por sí mismo y 45 en coalición, y en la Zona Metropolitana de Guadalajara la presidencia municipal de Guadalajara, Zapopan y Tlajomulco por sí mismo y las de Tonalá y El Salto, en coalición. Ahora puede perder Jalisco, su actual gobernador anunció que se retirará de la política en cuanto termine su gestión, lo cual representa que poco más del 35 por ciento de los militantes de MC, bajo su control, quedarán sin líder cercano.
Movimiento Ciudadano desconoce su fuerza actual ante el electorado, tiene que probar y arriesgar su existencia para comprobarlo y tiene que hacerlo para conocer, desde luego después de conocer los resultados de las elecciones de 2024, si puede seguir independiente o se arrima a un grupo político que puede ser cualquiera porque carece de ideología, de ahí su preocupación por ser identificado y tener autonomía aunque sea cuantitativa, ya que carece de independencia cualitativa, al poder aliarse electoralmente lo mismo al PAN que a Morena.
Si se sumara MC parece más una llegaría que una posibilidad real, el simple intento mermaría la imagen de MC y adelantaría la pérdida de su registro. Esto lo sabe Dante y prefiere correr su suerte solo, no gana nada asociándose con los perdedores; sin embargo, podría perder autonomía como lo hacen los partidos que integran la alianza opositora.
Los integrantes de Fuerza y Corazón seguramente culparán a Dante Delgado de una derrota que merecen obtener por su apatía a los lineamientos del país y las leyes para quienes practican la política. La insistencia para que se una no es pagar ganar sino para achacarle al partido en el poder una elección de Estado, de ahí que afirmen, si bases, que MC le hace el juego a Morena, lo que sucede es que la oposición no provoca simpatías y menos votos.
MC se convirtió en el mito del supuesto triunfo de la oposición, chivo expiatorio al que responsabilizan. Desde ahora, como causante de las derrotas de quienes sólo piensan en delinquir.