Sexenios como en el “comunismo”
Por José García Sánchez
Las libertades en países como Cuba, Nicaragua, Venezuela, acusados, con mucha ligereza, de violentar los derechos humanos tienen un nivel muy similar al de los regímenes priistas y panistas del pasado. Es decir, los priistas y panistas son los menos indicados para denunciar violación alguna porque practicaron la represión como arma política y control social.
Es decir, vivíamos sin los beneficios de lo llaman comunismo, más las desgracias de explotación del neoliberalismo. Estábamos peor que cualquiera. En el caso de Fox, se dice que la represión se caracterizó por la criminalización de luchas sociales y la fabricación de delitos, como en el caso de San Salvador Atenco.
Las ideas de los priistas y panistas son muy similares a las de Javier Milei actualmente, basta ver el aumento de la pobreza con Calderón, las agresiones contra los periodistas, los desaparecidos, las muertes colaterales, los números de desaparecidos, a grado tal que fue denominada su gestión como el sexenio de la muerte.
En la cotidianeidad fue represivo también al cuestionar severamente las parejas del mismo sexo, rechazó decretar el día nacional contra la homofobia, negó servicio médico a parejas del mismo sexo en el IMSS y el ISSSTE. Así como lo hace ahora Milei, Calderón intentó desaparecer las secretarías de Turismo, Reforma Agraria y Función Pública para “ahorrar 80 mil millones de pesos”. El Senado le rechazó la propuesta.
Calderón dejó sin empleo a más de 9 mil trabajadores de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, en un borrachazo decidió que debería desaparecer. Ahora en Argentina, la central obrera más importante de Argentina convocó a una huelga general para el 24 de enero en rechazo a las medidas impulsadas por Javier Milei.
El sexenio de Peña Nieto mantuvo un alto índice de represión desde el momento en que tomó posesión, día en que se detuvo a un centenar de personas, 14 permanecieron presas y sujetas a proceso y hubo una veintena de heridos. Uno de los heridos a la postre murió: Juan Francisco Kuykendall, hombre de teatro y militante de izquierda, salió ese día a protestar contra lo que consideraba el resultado de un fraude electoral.
Kuykendall permaneció en coma inducido. La pérdida de masa encefálica impidió que recuperara la conciencia. Murió el 25 de enero de 2014. Torres, fotógrafo de un diario de cobertura nacional que dio cuenta de la detención, fue llamado a declarar al Ministerio Público, que lo citó el 27 de marzo de 2013. Nunca llegó a la cita lo desapareció el gobierno.
Las agresiones, detenciones arbitrarias, los presos políticos, las ejecuciones extrajudiciales y las desapariciones crecieron a partir de ese día por todo el país durante el sexenio del priista, hasta acumular alrededor de 6 mil víctimas. Los informes emitidos cada año por el Comité Cerezo, Acción Urgente para Defensores de Derechos Humanos y la Campaña Nacional Contra la Desaparición Forzada registraron un incremento extraordinario de víctimas.
La noche del 26 al 27 de septiembre de 2014 desparecieron 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, la Normal de Ayotzinapa. La Procuraduría General de la República insistió en imponer una verdad construida con deficiencias procedimentales, periciales y antijurídicas, detectadas por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, al que el gobierno peñanietista terminó echando del país.
Es decir, la similitud de los gobiernos de este siglo, bajo las siglas de la ahora oposición, se parecen mucho a las acciones de Javier Miley; sin embargo, tanto priistas como panistas insisten en decir que en algunos países con elecciones periódicas y auditadas con observadores extranjeros, hay una terrible represión, hambruna, violación a los derechos humanos. En caso de ser ciertas estas aseveraciones son muy similares a las de Fox, Calderón y Peña, por sólo citar a los últimos tres presidentes de regímenes autoritarios.
Advierten sobre el peligro de los países que algunos insisten en llamar comunistas pero desconocen las violaciones de sus dirigentes propios dirigentes del pasado, y si las saben quieren borrar de la memoria de los mexicanos dichos actos delictivos contra la vida humana, que es una de las acciones más reiteradas de los conservadores cuando llegan al poder.