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Redes pescan votos

Redes pescan votos

Por José García Sánchez

Las elecciones tienen como objetivo principal expresar las preferencias de la población respecto a una serie de candidatos de diferentes partidos. La voluntad política de la sociedad se vuelca en las urnas para consolidar la democracia a través de la elección de un candidato.

Si esa voluntad puede expresarse a través de otras instancias, donde públicamente se conocen las preferencias políticas de la sociedad, sin la necesidad de asistir a las urnas, que pueda ahorrar el tiempo del traslado y la fila para ejercer su derecho al sufragio, se adopta aunque no cuente en los resultados.

Ahora, como nunca antes, las opciones por expresar su inconformidad o disgusto con la actual administración aumentan considerablemente. Ya sea un meme, un comentario en la información de youtube, una opinión en el X (antes twitter), un mensaje en whatsapp, una reacción en Facebook, etc. Desde esa perspectiva expresarse en las urnas deja de ser la única opción de dar a conocer la postura política de la población. Convocar a los jóvenes al voto tiene el riesgo de que ese llamado se quede en el camino a causa del camino sinuoso de las redes sociales a las que son adictos, que, por algo se llaman redes.

El abstencionismo inducido se asoma a las elecciones del 2 de junio. Si a alguien le conviene el abstencionismo es a la oposición, porque hay estados donde pueden perder el registro cualquiera de los tres partidos que integran el Frente Amplio por México, rebautizado por la candidata X como Fuerza y Corazón.

Por ejemplo, el PAN no se puede dar el lujo de permitir una desbandada de 65 mil militantes como sucedió con el PRD, ni puede dejar ir a ex gobernadores y ex alcaldes sin acercarse a su extinción.

El PRD puede darse el lujo de tener esa baja sin tambalear su registro, pero el PAN no resistiría la renuncia ni siquiera de la mitad porque perdería el registro en todo el país. Cuenta actualmente con 277 mil militantes, según las cifras del último día de agosto, fecha en la que han renunciado al partido muchas personas hasta el día de hoy. El mínimo de militantes que debe tener un partido para conservar su registro es de 246 mil militantes.

Si hay poca votación el tres por ciento del padrón electoral para mantener el registro requerirá de pocos votos para que cualquiera de esos tres partidos lo alcance; sin embargo, una votación nutrida arroja un porcentaje necesario con mayor cantidad de votos, los cuales no los puede obtener el frente en su conjunto y menos aún cada uno de los partidos que lo integran.

Si los ciudadanos consideran que con reenviar un mensaje en celular o replicar un meme su participación política sustituye al voto, el abstencionismo crece y las posibilidades de que sobrevivan partidos políticos innecesarios también.

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Cuando la práctica política es adoptada como una expresión informal, que algunos adeptos a las redes sustituyen en su vida diaria a la participación mínima de la democracia, se crea un fetichismo electoral que cada día tiene más contagios.

El meme, el chiste, la caricatura, en la política descarga el peso de la agresión contra el contrincante de tal manera que ya no tiene necesidad de votar a favor del contrincante del contrincante. Es decir, existe una parte del electorado que sólo quiere que se vaya la 4T, no sabe a ciencia cierta la razón, ni tienen quién la sustituya en el gobierno. Desconoce los planteamientos de este gobierno y también los del resto de las opciones electorales.

En el chiste empieza y termina la participación política de algunos, cuando la posiciones partidistas son viscerales, que ven en esta práctica un laberinto de enredos y vicisitudes difíciles de entender y menos aún de explicar.

Así como antes se votaba por el priísta menos peor, o, posteriormente por el candidato menos conocido, porque conocerlos significaba rechazarlos. Ahora se vota en contra el Presidente, de Morena y del 4T, por razones diferentes. Este grupo desconoce las propuestas de unos y otros, lo único que no quiere es que abandone el gobierno en ese instante. Lo demás es lo de menos, y dentro de esta rabia, de lo irracional de calibrar la trascendencia del voto, lo sustituyen a través de las redes en espacios donde sólo expresan su rechazo por unos pero desconocen a quién apoyar, así como desconocen el origen de su rechazo al actual gobierno, más allá de las apariencias.


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