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Reconfiguración de la moda

Reconfiguración de la moda

Desde siempre, indumentaria y accesorios representan un lenguaje visual que refleja estatus, valores y el espíritu de una época. A lo largo de la historia, la manera en que nos vestimos ha sido una expresión de poder, identidad y transformación cultural.

Existen ejemplos emblemáticos como el traje de poder que portaba Napoleón Bonaparte, el hijab en las culturas musulmanas para remarcar la identidad o los actuales jeans desgastados o las sneakers de diseño como paradigmas de cambios culturales.

Entonces emergen nuevas tendencias como la moda rápida y la emblemática de la economía circular.

La moda rápida es la producción y comercialización de ropa de manera acelerada, que ofrece diseños que siguen las tendencias más recientes a precios accesibles. Marcas de moda rápida lanzan colecciones constantemente, reducen el tiempo entre la pasarela y la tienda, lo que permite a los consumidores acceder rápidamente a nuevas prendas.

Este modelo tiene ventajas como el acceso a tendencias con precios bajos, pero también genera preocupaciones sobre el impacto ambiental y las condiciones laborales en la industria textil. Se asocia con el uso de materiales de baja calidad y con el incremento del consumo masivo, lo que contribuye a grandes volúmenes de desperdicio textil.

La alternativa “natural” son los artículos de reciclaje o segunda mano, la aplicación de la economía circular.

Así, los minoristas de moda rápida presentan un rápido crecimiento, según British Vogue que la valora en casi 46 000 millones de dólares en 2025, y puede alcanzar los 68 000 millones de dólares en los próximos siete años.

Sin embargo, con la industria de la moda rápida bajo presión, tras el anuncio de aranceles adicionales en Estados Unidos, los consumidores podrían recurrir a tiendas de segunda mano y vintage, señala WHYY, empresa mediática.

Las empresas chinas de moda rápida ya no pueden enviar productos de menor valor libres de impuestos a Estados Unidos, y algunas marcas se enfrentan a aranceles de hasta el 245 %. En respuesta, algunos minoristas en línea suben sus precios y la alternativa de asequibilidad son las tiendas de segunda mano.

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Se proyecta que para 2030, el consumo mundial de prendas de vestir aumentará 63%, lo que representa 102 millones de toneladas.

Mientras esto ocurre las marcas de lujo también se reconfiguran y aparecen la sostenibilidad como estándar, lujo digital y metaverso, reventa de productos de lujo, expansión en Asia: China y otros mercados asiáticos y la personalización extrema con prendas a medida hasta experiencias exclusivas en boutiques. El lujo se enfocará en ofrecer productos y servicios que reflejen la identidad individual de cada cliente.

La industria de prendas de vestir innova ahora en tiempo récord.

 


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