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Profunda reforma al Judicial

Profunda reforma al Judicial

Profunda reforma al Judicial

Cuando ganó Enrique peña Nieto las elecciones en 2012, con 19 millones 226 votos, nadie cuestionó que esa victoria electoral incluyera la aprobación, financiamiento de por medio, de las reformas estructurales. Ahora se cuestiona que ni López Obrador, (30 millones de votos) ni Claudia Sheinbaum, (35 millones de votos) tienen derecho a proponer y en consecuencia aprobar, una reforma al Poder Judicial, cuando en 1994, sin consulta de por medio ni iniciativa al legislativo, el entonces presidente, Ernesto Zedillo, desapareciera a 26 ministros de la Suprema Corte de Justicia y en su lugar impusiera a sólo 11 ministros, todos proclives a su mandato sin liderazgo y su política sin rumbo.

No podemos olvidar que fue Ernesto Zedillo quien colocó al primer panista en su gabinete, y en el lugar que significa un puente entre el Poder ejecutivo y el Judicial, Antonio Lozano Gracia, ungido como Procurador General de la República.

Ante estas condiciones nadie dijo nada. Algunos de los columnistas y analistas de la época todavía escriben pero ahora señalan que nadie le otorgó el derecho a los presidentes de Morena, para intentar una Reforma Judicial.

Ningún mexicano entrega su voto a los candidatos sólo para que ocupe un escritorio, aunque eso haya hecho más de uno, se le da la confianza que contiene el derecho al sufragio popular con todo lo que conlleva su ideología.

Desde luego que el país ha cambiado, el mundo, la política nacional, etc. aunque esos mismos que callaron hace 30 años y ahora se desgarran las vestiduras dicen que no ha cambiado nada, aunque muestran su desesperación por las transformaciones que les afectan en sus bolsillos.

Cuando se votó por Pela Nieto se votó por una cara y un peinado, por una actriz de televisión, la calidad del voto de los mexicanos se ha llenado de contenidos y aún más, de conciencia, de tal suerte que si haber votado por un candidato guapo le otorgaba el derecho a vender el país a través de las refirmas estructurales sin que nadie dijera nada, a un candidato desprovisto de frivolidad y de un partido que proviene de un movimiento social, y no de una revolución traicionada e inconclusa, se le deben dar mayores poderes.

El voto cuando es consciente implica el apoyo a un proyecto, no a un candidato que guste físicamente a algunas mujeres. Pero la obsesión de seguir viendo la realidad con ojos del pasado, impide ver los cambios que suceden todos los días. La anuencia de la población está otorgada a un partido, aun movimiento que es Morena, a un proyecto de Nacional, el cual había brillado por su ausencia desde la llegada de López Portillo en México, de tal suerte que un voto al candidato representa voto al partido y al proyecto a su origen y su destino. Por fin un partido político tiene identificación con la población, ala que algunos laman fanatismo, ignorancia, ceguera, esta vez no se votó por miedo, a pesar de que trataron de imponerlo previo a la jornada electoral. Tampoco se votó por una cara bonita, ni por un cambio por el cambio mismo. Pensarlo sería menospreciar a un pueblo que aprendió sobre la política de su país a golpe de sufrimientos.

Algo que convenció a la población para votar por Morena es que se sintieron tomados en cuenta quienes había sido ignorados. El gobierno volteó para verlos, les subió el salario, les dio mayores programas y le seguirán dando, aunque esto lo adopten algunos, como sucedía en el pasado, como la compra de votos, a pesar de que dichos programas son un derecho constitucional y la gente ya sabe lo que esto puede decir, porque si de algo se preocuparon los gobiernos anteriores es de tener los términos legales lo más alejados posible del pueblo.

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Sentencia y procesos parecía escritos en español antiguo, cuando hasta la Iglesia abandonó las misas en latín para allegarse a la gente.

El Poder Judicial está a la zaga del discurso, tiene un rezago n sus juicios y sentencias como nunca antes, tiene una mala fama, está aislada de la realidad y de la población. Pero a pesar de esto, hay quienes dicen que no es necesaria la reforma desde sus raíces y quieren hacer sólo cambios cosméticos para cumplir con el requisito.

Los jueces deberán estar agradecidos que se les lleve a las urnas y no a la cárcel. Una buena parte de jueces, ministros y magistrados han cometido actos de corrupción, todos gozan y seguirán gozando de impunidad, lo que se tratará de evitar es que sigan haciéndolo.


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