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Por sus frases los conoceréis

Por sus frases los conoceréis

Por sus frases los conoceréis

Al paso de los tiempos, en cuanto veo alguna frase que valga la pena, la guardo y conservo para cuando se escriba y no haya muchos temas. Van algunas

 

De Fidel Velázquez: “Si lo piensas, no lo digas; si lo dices, no lo escribas; si lo escribes, ¡no lo firmes!, pero si lo firmas no seas pendejo, ¡échate para atrás!”.

 

Charles de Gaulle llegó a pensar y preguntarse: ¿Cómo se puede gobernar un país con 246 variedades de quesos?

 

De Shakespeare: “Mañana, y mañana, y mañana se arrastra con paso mezquino día tras día hasta la sílaba final del tiempo escrito, y la luz de todo nuestro ayer guió a los bobos hacia el polvo de la muerte. ¡Apágate, apágate breve llama! La vida es una sombra que camina, un pobre actor que en escena se arrebata y contonea y nunca más se le oye. Es un cuento que cuenta un idiota, lleno de ruido y de furia, que no significa nada”.

 

Otra del gran William: “Como César me quiso, yo le lloro; como fue afortunado, yo me alegro; como era valeroso, le honro; pero como era ambicioso, le maté. Haya lágrimas por su afecto, alegría por su fortuna, honra por su valor y muerte por su ambición”.

 

De Irene Vallejo: “En la Antigüedad, la literatura satírica se burlaba de la delgadez porque revelaba falta de medios. Por aquel entonces eran gordos —y estaban ufanos de serlo— los ricos.

 

Churchill a Chamberlain: “Se te ofreció poder elegir entre la deshonra y la guerra y elegiste la deshonra, y también tendrás la guerra”.

 

Martin Luther King, a propósito de esas amistades que nos hacen sentir mal cuando les fallamos, decía que “al final no recordaremos las palabras de nuestros enemigos sino el silencio de nuestros amigos”.

 

En una carta a un amigo, Joseph Kennedy escribió: «Cuando uno de tus seres queridos desaparece de tu vida, piensas en qué podría haber hecho con unos años más… Y te preguntas qué vas a hacer tú con los años que te quedan. Entonces, un día, porque hay un mundo en el que vivir, te das cuenta de que eres parte de él e intentas lograr algo… algo que esa persona no tuvo el tiempo suficiente para hacer. Y quizá eso es lo que está detrás de todo».

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Durante la visita de Saraiva de Carvalho, a Suecia, en 1969, la televisión sueca organizó un encuentro entre él y Palme para intercambiar ideas.

¿Para qué fue la Revolución de los Claveles? –quiso saber el primer ministro sueco.

Para acabar con los ricos –respondió el militar portugués.

Fíjese qué curioso –repuso Palme–, aquí todo lo que hacemos es para acabar con los pobres.

Un tuiter de la escritora Ángeles Mastretta: “Pasar por twiter diez minutos, requiere cinco horas de silencio para recuperarse”.

 

Al ser preguntado el millonario Warren Buffett si creía aún en la lucha de clases, contestó: “Claro que creo, la hemos ganado nosotros”.


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