Periodistas y muerte
Por: Vladimir Galeana Solórzano
Sin lugar a dudas el ejercicio periodístico es una de las profesiones más peligrosas en este país. El respeto que siempre se tuvo por quienes de una u otra manera relatamos los acontecimientos que ocurren en todas sus latitudes, ha sido erradicado a causa de los epítetos que desde el púlpito mañanero se han vertido para denostar a quienes informamos y formamos opinión. No es fácil ejercer este oficio ante la circunstancia tan lamentable que ha venido ocurriendo en los últimos años, y en el que muchos tuvieron que abandonarlo al perder la vida.
Mexico es reconocido ahora como uno de los lugares más peligrosos para hacer periodismo, y por desgracia quien conduce el país se ha posicionado como el poseedor de la única verdad, aunque los hechos demuestren lo contrario. La violencia contra los periodistas sigue viento en popa, y lo afirmó porque todos los días seguimos siendo señalados con el dedo flamígero del inquilino de Palacio Nacional, porque no le gustan las críticas, y mucho menos los señalamientos que hacemos porque de inmediato somos tildados de adversarios del régimen, de que no queremos que siga adelante “la transformación”, ese presunto lema que hasta ahora ni ha transformado nada, y lo único que ha venido sucediendo es una vulgar regresión a los usos y costumbres del partido hegemónico.
Y es en ese espacio donde se formó quien ahora dicta cátedra acerca de una honestidad que de valiente no tiene nada, porque lo único que hasta ahora hemos alcanzado es una cobarde y vulgar persecución desde las entrañas del Gobierno Federal. Andres Manuel López Obrador tiene de demócrata lo que los periodistas tenemos de ignorantes de acuerdo a sus más recónditos espacios de ese odio que manifiesta un día sí, y otro también de manera cínica y descarada. Hasta ahora su mayor ambición es el pensamiento único, de ahí el establecimiento de sus sus conferencias mañaneras buscando ideologizar a los mexicanos en su muy particular forma de hacer las cosas.
Hasta agosto de 2022 cuarenta y dos comunicadores y periodistas fueron asesinados. Y según datos de “Reporteros Sin Fronteras”, este país se ubicó por cuarto año consecutivo como el más peligroso para la realización de las actividades periodísticas. Para decirlo más claro, al cierre del año 2021 este país se colocó en el lugar 143 de 180 países. Nunca antes en la historia de este país el periodismo fue agredido de tal manera, vaya, ni siquiera en el sexenio que encabezo Felipe Calderón. Y debo señalar que fui uno de sus mayores críticos, pero en un evento al que asistí, al verme se me acercó, y me dijo textualmente “tú haces tu trabajo al señalar lo que no te gusta, pero un Presidente tiene que aguantar eso y más”. En ese mismo momento pidió que nos sacaran una fotografía, misma que guardo con respeto, porque me la hizo llegar. Esa es la diferencia entre un Presidente de la República, y un sujeto que toda su vida ha sido un sinverguenza, así de simple.
El lo que va del sexenio encabezado por Lopez Obrador, las agresiones han sido innumerables, y lo peor es que poco le importan las consecuencias de sus dicterios cuando de ofender se trata, y ahí están registradas las que ha hecho contra Carlos Loret, y Ciro Gómez Leyva, quien sufriera un atentado hasta ahora no esclarecido, y siendo mal pensados, eso puede ser un indicativo de la procedencia. Y lo más lamentable es que desde su tribuna haya señalado que escucharlos era dañino, y que hasta le pudiera salir un tumor en el cerebro. En lo personal diría que al Presidente no le pasaría nada, porque su cerebro ya está tremendamente dañado, y las evidencias ahí están registradas en la lista de sus peroratas diarias.
Sin lugar a dudas estamos ante uno de los más despreciable sujetos que haya alcanzado el poder. Y sin temor a la equivocación, hasta ahora ha sido peor que cualquiera de los asesinos que registra la historia. Según datos oficiales en el periodo de Andres Manuel López Obrador, las muertes por violencia rebasan las treinta y cinco mil víctimas. El saldo de la pandemia del coronavirus alcanza las trescientos treinta y tres mil quinientos noventa un muertes. Que no se nos olviden sus recomendaciones mañaneras: “hay que abrazarse. No pasa nada”. “No mentir, no robar, no traicionar, eso ayuda mucho para que no de el coronavirus, el escudo es la honestidad”, y por desgracia le dio coronavirus, lo que confirma que de honesto no tiene nada. Así de simple la realidad que vivimos y que seguiremos padeciendo un año y medio más. Pero como dicen por ahí, “no hay mal que por bien no venga, ni pueblo que lo aguante”. Al tiempo.
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.