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Partidos nacerán muertos

Partidos nacerán muertos

Algunos opositores, muy pocos por cierto, se han autodenominado líderes sociales, con los méritos suficientes como para crear un partido político. La realidad es que ninguno de ellos podría conformarlo en tan corto tiempo, porque deberán cumplir una serie de requisitos que anda tiene que ver con su circunstancia y personalidad.
Aunque el camino más lógico que pudieran tener es la candidatura independiente, ellos escogen la creación de un partido porque de esta manera obtendrían dinero, del otro modo, espacio donde pelearían verdaderos líderes sociales con la convicción de ser competitivos, no ganan nada más que el triunfo electoral lo cual es muy poco para ellos.
Están en la política por lo que pueden ganar individualmente y no por lo que pueden transformar socialmente. Con esto asesinan una alternativa electoral que puede ser viable en una democracia, que es la candidatura independiente, sin embargo, eso es para políticos no para oportunistas que no saben sobrevivir si no es del erario.
Ninguno de los personajes puede crear un partido político. No es cuestión de dinero como inversión sino de poder de convocatoria y carecen de esto, de simpatías populares y de vocación de servicio.
Al final se van a quedar sin nada a menos que tengan una capacidad que hasta el momento se desconoce, para lo cual tendría necesariamente que necesitar del apoyo extranjero. De lo cual debe estar muy atento el INE que acostumbra hacerse de la vista gorda en estos casos.
Varios de esos autodenominados líderes sociales no esperaban la magnitud del rechazo social en las más recientes elecciones. Nutridos de las opiniones de sus incondicionales, inflados por la vacía veracidad de los medios y sin contacto con la población, desconocían su verdadera condición política.
No sólo deben pensar en crear el partido sino sostenerlo sin ideología concreta. Uno de ellos, Guadalupe Acosta, extraviado afirmaba que su partido carecería de ideología, muestra de que desconoce los requisitos mínimos de la autoridad electoral que exigen definición política. Dice que “su” partido no sería ni de izquierda ni de derecha. Es decir, en el limbo y esas agrupaciones que se dicen alejadas de las ideologías son las que más hacen daño a la democracia porque esconden no sólo un conservadurismo anacrónico sino su relación con los grupos fácticos de manera evidente.
Así, cada uno de estos líderes improvisados tiene carencias sustanciales que les impide, por su falta de conocimientos y vocación, avanzar en la conformación de partidos. Vivieron del presupuesto de los partidos pero como nunca trabajaron, desconocen la normatividad y los méritos sociales que cada organización debe poseer para avanzar hacia un estatus de esa índole.
Mientras lo logran, ahí están los medios convencionales para dar a conocer su proceso como un exitoso camino hacia la constitución de partidos, con el servilismo hacia la oposición que les caracteriza. Aunque todo sea una frustración posterior, descubriendo la mentira, como suele hacerlo la derecha, dando a conocer triunfos en lugar de derrotas.
Los medios otorgarán espacios optimistas, aunque fantasiosos, a un remedo de líder y a una fraudulenta estructura fascista con el objetivo de convertirse en partido. Versión que nunca reconocerán como consigna política.
El 20 de enero se vislumbrará el destino de estos intentos que quienes nunca han estado en las ligas mayores y quieren competir luego de ser perdedores en la política amateur. La desesperación los lleva a este intento, porque de otra manera se mostrarán como verdaderos parásitos. No sólo estamos hablando sólo del difunto PRD sino del PAN, sin militantes, y el PRI, cuyo un dirigente tiene un pie en la cárcel.
No cantan mal las rancheras el Verde y otros intentos en embrión, hasta El Yunque quiere salir de la mazmorra nazi para convertirse en alternativa política, la presencia de personajes como Juan Iván Peña Neder, quien primero se afilió como infiltrado al Movimiento de López Obrador, diciéndose de izquierda, violó a su esposa y estuvo más de dos años en la cárcel por este delito. Luego se fue a redes Sociales Progresistas donde dirigió el partido a nivel nacional, luego apoyó a Verástegui y ahora quiere tener un cargo importante en el partido de El Yunque, mostrando evidentemente su conservadurismo radical.
Ninguno de los que quieren crear partidos es nuevo en la política, todos son producto del rechazo social y de la indiferencia popular, su trayectoria los tiene considerados como verdadera escoria y si a éstos sumamos los remedos de líderes sociales como la ex candidata de la alianza opositora o la llegada de oportunistas como algunos partidos evangelistas dl norte del país, encontramos que los parásitos quieren presionar para vivir del erario.
Cualquier partido nuevo está condenado a ser de derecha, todos ellos quieren aprovechar la inconformidad social de una parte de la población ante el gobierno de Claudia Sheinbaum, aunque es minoría, es muy útil a la hora de darle voz a sus ideas en los medios convencionales.
Para los medios convencionales estos grupos rechazados por la población y las leyes electorales, otorgarían la calidad de partido en sus espacios.


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