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Oposición, un negocio

Oposición, un negocio

Por José García Sánchez

Ahora, más que nunca, abstenerse de votar significa fortalecer a la derecha, a una oposición que nunca trabajó y que quiere, a base de declaraciones ganarse un lugar privilegiado en la política.

Los intereses económicos de los poderosos apuestan a la oposición para rescatar lo que en su momento consideraron su patrimonio. De tal suerte que la oposición llámese PAN o PRI, tienen en la aparente lucha por el poder, un buen negocio. La prueba es la alta apuesta que hace el empresario Claudio X. González por el frente Amplio por México.

Los partidos no sólo reciben dinero del INE sino de quienes premian declaraciones, insultos, amparos, demandas, denuncias, descalificaciones. Todo tiene su cotización dentro de la oposición para cobrar en la quincena a los que, desesperados, quieren volver al pasado.

Mientras la oposición defienda los intereses de la élite, tendrá garantizado su futuro económico aunque no así su destino político, porque cada día tiene menos militantes y menso simpatizantes porque su descaro llegó agrado tal que la gente sabe lo que son y lo que quieren. Sólo negocios y lo demás simplemente es lo de menos.

Para nutrir financieramente las arcas de la oposición a través de voces discordantes, personajes deben ocupar tiempo en los medios, no importa el contenido lo que vale es el impacto mediático.

Dentro en este mundo fantástico, donde las declaraciones carecen de contenido y llegan al absurdo está la palabra de la candidata de la derecha que dice que el presidente le teme, y Claudia Sheinbaum le tiene terror; pero eso no es todo, el paranoico desequilibrado de Alejandro Rojas Díaz Duran, asegura que, sin Marcelo Ebrard, Claudia no podrá gobernar el país.

Está como Javier Miley, en Argentina, quien asegura que la inflación de 140 por ciento, podrá vencerla en 24 meses, a través de préstamos a la banca internacional. Lo cierto es que las empresas serias empiezan a salir de ese país y tienen en México la certeza que exigen los nuevos tiempos para instalarse.

La publicidad no sólo rebasa a quienes la anuncian sino traiciona su propia historia y se convierte en verborrea de candidatos y sumisos sirvientes de las élites. Es tan buen negocio estar de parte del pasado y de los poderes fácticos que lo de menos es la política. Así lo demostró el PAN en los últimos cinco años y seguramente lo seguirá haciendo hasta el final de sus días que no falta mucho porque mientras no controle l salida de los militantes ni empatice con la población su destino no sólo es oscuro sino predecible. El PAN perderá su registro en la Ciudad de México como de su decadencia.

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Mientras menos gente asista a emitir el derecho al sufragio el 2 de junio de 2024, más posibilidades tienen los partidos del Frente de conservar su registro, ya que el 3 por ciento mínimo para conservarlo tiene como base el número de votos emitidos y no el padrón electoral.

Esta vez a los tres partidos que integran el Frente Amplio por México les conviene invitar al abstencionismo a sus seguidores, por lo menos mientras en su repliegue se fortalecen en cuanto a militantes y simpatías entre la población votante. Tendrían mayores beneficios con una abstención alta que con una votación nutrida a su favor, porque por numerosa que ésta sea, no alcanzarán triunfos reales. Mientras más gente vote más se acercan a la muerte los integrantes del frente.

El negocio de la oposición no tiene como objetivo inmediato o a corto plazo las urnas sino el negocio, el dinero, la posibilidad de vivir de la política cobrando en la iniciativa privada, como siempre lo ha hecho.


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