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Oposición sin transparencia

Oposición sin transparencia

Oposición sin transparencia

La oposición y la gente exige rendición de cuentas de políticos y funcionarios permanentemente, hay razones de sobra para ello, se trata de una responsabilidad que exige transparencia, son los mexicanos quienes pagan, con sus impuestos, los salarios de los funcionarios públicos de todos los niveles y la administración de los dineros del pueblo exigen no sólo un buen manejo sino eficacia con transparencia.

En cambio, a la oposición nadie les exige cuentas, a pesar de que los mexicanos pagan, con sus impuestos, sus salarios, tanto de sus legisladores como de funcionarios públicos, pero nunca dan cuenta de lo que hacen con el pretexto de ser instituciones de interés público, no ofrece informes de nada y tiene manga ancha para hacer lo que quiera, incluso simular ser oposición.

Los partidos de oposición han hecho como que trabajan, colocan plañideras en las cámaras y el resto es sólo diversión y negocios personales, menos debate. A la oposición debe exigírsele un mínimo de eficacia que ahora sólo está determinada en el registro como partidos políticos, pero no hay reglas por las cuales debe ceñirse en los debates parlamentarios ni en un mínimo de iniciativas lógicas presentadas en las cámaras para debatir y rendir cuentas de esos trabajos a la población.

El papel de la oposición es muy cómodo y no ha aportado nada en los últimos años, ni siquiera a su favor, vemos partidos políticos famélicos, todos a punto de perder su registro y con una gran división interna. Nadie les exige unidad, ni eficiencia, ni aportaciones teóricas, ni siquiera un libro de teoría política conservadora cada año.

Lo que la oposición trabajó en los últimos seis años no puede considerarse una labor digna de adultos, las protestas sistemáticas, las exigencias de renuncias, los circos con botargas, los insultos, no conforman un trabajo político serio, por lo que debían regresar sus prerrogativas.

Por ejemplo, las críticas irracionales a la reaparición de los hijos del presidente Andrés Manuel López Obrador en el contexto de la estructura de Morena, muestran no sólo desconocimiento de la manera en que está conformado un partido político sino de la historia reciente del país, pero, sobre todo, temor a la permanencia de un movimiento que pueda quedarse eternamente con el poder.

Esas mismas voces y esos mismos medios que se desgañitan por l llegada de los hijos del expresidente, nunca dijeron nada cuando el más frívolo de los presidentes de México, José López Portillo, nombrara a su hijo José Ramón, como el orgullo de su nepotismo en la subsecretaría de Turismo. Pero ninguno de los nepotes del pasado representaba un peligro para los conservadores.

Tampoco cuestionaron a De la Madrid por el nombramiento del junior que cree ser político, como miembro de la oficina de la Presidencia, a su hijo Enrique, a la edad de 20 años, después fue diputado federal y hasta secretario de Turismo con Peña Nieto.

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Los hijos de Zedillo no necesitaron nombramientos simplemente eran chivos en cristalería. Ernesto, Emiliano y Carlos saltaron vallas por lugares prohibidos en el concierto de U2. Presidencia, en 1997, exigió pases VIP para sus hijos a los organizadores, para, posteriormente que salieron heridos integrantes del equipo del grupo, quienes aseguraron que no volverían a México ante los golpes de los trogloditas del estado mayor presidencial en extinción. Casos similares hay muchos. De esto los medios nunca hablaron, menos criticaron.

Existe una evidente irresponsabilidad de la oposición de México que raya en el delito, en el fraude, en la simulación y en el desprecio total por la vida democrática del país. Esto sin contar que muestra un servilismo sin precedente a los intereses de Estados Unidos a grado tal que insisten de manera abierta e impune, por la intervención de policías extranjeros en territorio nacional.

Algo anda mal en la oposición que debe corregirse. Pero informar sobre actividades aunque sean fallidas a la población que sostiene a los líderes y empleados de esas organizaciones.

Las realidades paralelas deben empezar a fusionarse, teniendo como hilo conductor, la verdad y de no ser así, castigar, con pruebas evidentes, a quienes mienten en los medios.


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