Oposición, frustración y agresión
Lo único sorpresivo de los resultados de estas elecciones fue ver que hubo quienes pensaban que podía ganar la oposición la Presidencia de la República. Muestra de que no conocen lo que ocurre en el país, desde una perspectiva muy limitada. Con esa miopía poco pueden hacer por sí mismo y menos aún por el país porque el individualismo los obliga a vivir en una burbuja donde lo que está fuera de sus relaciones de uso y sus medios para obtenerlos, no existe.
Buena parte de esa sorpresa se debió a que se creyeron sus propias mentiras. La distancia que viven de la realidad les confundió dónde empieza la realidad y dónde la fantasía que crearon para manipular a la población.
Nadie, con dos dedos de frente, encuestas aparte, pudo haber pensado un mes antes de las elecciones que pudiera ganar la señora X, por mucho que sea su desinformación o su falta de sentido común. El divorcio de la realidad les forzó incluso a tener preferencias partidistas equivocadas.
Existe una doble frustración que arroja más agresividad, y en lugar de ponerse a trabajar la oposición en su refundación o reconstrucción siguen con agresiones hacia los integrantes del 4T, principalmente contra la presidenta electa, anunciando no sólo su derrota sino su muerte.
La inconsistencia de la candidata de la oposición se resume a sus actitudes expresadas en menos de 24 horas. Primer acto, reconoce su derrota; segundo acto, grita indignada que impugnará la elección; tercer acto informa que regresará al senado a su escaño.
La misma fantasía que causó su frustración los lleva a impugnar lo que para ellos es inexplicable cuando era lógico. Bastaba ver las largas filas para darse cuenta de la actitud de la gente para saber que se le ganó espacio al abstencionismo gracias a la presencia destacada de Morena y sus candidatos.
Ahora la candidata a de la oposición sigue mintiendo asegurando que el INE ya había aceptado volver a contar el 60 por ciento de las casillas, cuando se trata de un ejercicio que se realiza siempre que haya elecciones con descontentos o sin ellos. Es una práctica del instituto, que ofrece certeza y habito obligado, no la respuesta a petición alguna como asegura la señora X que miente sistemáticamente.
La clase media no tiene partido ni candidatos favoritos, ataca a quien considera que le va a quitar la casa o sus fantasías aspiracionistas. Lo demás es lo de menos. Porque no son los obreros quienes se preocupan por perder la casa que rentan sino quienes viven de cobrar la renta cada mes y no pagan esos impuestos, o adquirieron una vivienda con o sin sacrificios, pero que tienen afortunadamente, una vida holgada.
Nadie va a quitarle la casa o las casas a nadie. El rumor se creó en la derecha y se proliferó por wattsapp entre sus afines. Es decir, la derecha se miente a sí misma y fortalece su disidencia sobre una fantasía creada por ellos y ahora quiere impugnar las elecciones tejiendo en el vacío porque sus mentiras resultaron falsas, cosa que siempre debieron darse cuenta.
Una parte de la derecha convirtió el celular en una especie de lavadero donde el chisme de fake news fue invadido las 24 horas, por quienes, en primer lugar, cuentan con mucho tiempo libre, que ya es una manera de ubicarlos en esa parte de la clase media ociosa.
Lo mismo sucede con la inseguridad, la devaluación, la inflación las medicinas, la salud. Ponen el grito en el cielo porque según ellos advierten problemas que, de ser ciertas, no son nuevas, pero nunca protestaron de manera tan airada, de ahí su desencanto y frustración.
La visión de cierta parte de la población carece de bases, no les interesa recabar pruebas y se va con la idea proliferada para manipular para nutrir a la oposición cuyos insumos son las mentiras. En el fondo lo saben pero deben demostrar su inconformidad, por cierto, de alguna manera.