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Oposición florero

Oposición florero

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Al contar la derecha con los medios convencionales intenta hacer de sus mentiras la realidad política del país. Desde los discursos de los líderes de los partidos de oposición cuando decían que millones de personas le pedían, exigían denunciaban. La derecha está muy alejada de la gente, incluso de quienes conforman el segmento de población a la que dicen representar.

Su visión miope de la sociedad mexicana del PRI y del PAN, les impuso sólo el 15 por ciento de los votos emitidos. 5 millones para el PRI y 10 para el PAN. Ahora, frente a una representación legislativa que se apega a la ley, los medios dicen que la gente está confundida por la distribución de curules en las cámaras, cuando en realidad todo está muy claro y la oposición es la que trata de confundir a la población, e imponer criterios, pidiendo que la ley se interprete en lugar de aplicarse. Exponen como discusión algo que no está en tela de juicio.

La derecha sigue tratando de imponer el criterio de que cada voz es un voto. No es real la apreciación, porque las voces en México tienen dueño. Los medios han servido para que el aleteo de una mariposa se convierta en un huracán y un huracán parezca un suave viento de verano.

Ante la falta de argumentos de la derecha mexicana señala que el único argumento con el que cuenta Morena para obtener los diputados en mayoría calificada es la Constitución, asegura María Amparo Casar, la viuda alegre, que el partido no tiene otra razón que esgrimir lo que está asentado en la Carta Magna.

Esto nos lleva a otra de las resistencias que defiende la derecha, porque le implica la perdida de privilegios como clase superior, la reforma al Poder ejecutivo. En ambos casos quienes ayudan a la confusión de los términos y a la tergiversación de las leyes son los medios convencionales, que, inexplicablemente la gente continúa viendo, con un decreciente público, pero aún con vida en el aire.

En ambos temas los medios convencionales, con analistas y locutores con derecho a editorializar la información y de posturas políticas muy definidas, contribuyen, de manera sustancial, a engañar a la gente.

Cuando no hay dudas sobre las curules que les corresponden a Morena y sus aliados, porque es un tema que ha sido debatido públicamente, los lectores de noticias preguntan la razón de la confusión, cuando el origen y explicación de la distorsión son ellos.

Dan por un hecho generalizado la posición de la oposición, que representa sólo al 15 por ciento de la población. Lo que debería ser definido como un delito sólo es castigado por la población con el alejamiento, el desprecio y la falta de credibilidad. Y el gobierno, que tiene en sus manos la concesión de todos los medios electrónicos, no escapa de amonestar, por lo menos, en nombre de la intocable libertad de expresión.

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Cuando un gobierno retira las concesiones a los medios que se les alquiló, se le llama expropiación y se define como una de las características de la cancelación de la libertad de expresión y, por lo tanto, del comunismo, cuando es un hecho basado en las leyes que están asentadas en las constituciones de países que, como México, mantiene vigentes desde hace décadas.

Lo mismo sucede con los sacerdotes que violan, además de niños, las leyes al entrometerse en política de México, quienes han vivido en la impunidad total a pesar de sus evidentes intervenciones y manipulaciones.

Pero cualquiera podría imaginar la reacción iracunda de la derecha mexicana si un cura va la cárcel o como sucedió en Nicaragua se envió al Vaticano a los clérigos que trataron de manipular la preferencia política de los nicaragüenses. Ante esta situación, la derecha tiene su propia verdad y su interpretación de la realidad, al afirmar que es un signo y prueba evidente de la práctica del comunismo, cuando son nuestras leyes las que prohíben la intervención de los curas en política desde hace muchos años. Los medios convencionales lo difunden como parte de la represión, sin informar sobre las causas y los contextos, omiten las leyes y la historia, del despido de los sacerdotes, algunos de ellos nacidos en otro país.

La adopción de una consigna que sustituye la realidad es algo común en los medios mexicanos, también en los estadounidenses y en los venezolanos. La derecha tiene su propio reflejo de su realidad.


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