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MUERTE A LA CARTA

MUERTE A LA CARTA

Hay estados de la Unión Americana, donde, los sentenciados a muerte, pueden escoger la mejor forma de morir, si es que hay alguna. Todos soñamos con morir en la tranquilidad de una cama, sin sobresaltos, que llegue la muerte y bendita sea si no hace daño ni crea dolor. El filósofo chino, Confucio, solía decir: aprende a vivir y sabrás morir bien. Los condenados a muerte en Estados Unidos, son por lo regular crápulas que han liquidado gente. Asesinos confesos. Pues bien, en Utah, uno de los estados norteños, la legislación permite que el sentenciado a muerte escoja cómo morir. Cómo si se estuviera en una Mac Donald y pudiera no pedir la burguer o la triple mac. A un gringo maloso le ocurrió. Sentenciado a muerte, escogió ser fusilado porque, dicen que ser fusilado tiene un toque de heroicidad, y se puede mirar al pelotón de fusilamiento cara a cara. Los del pelotón de fusilamiento, para que no carguen en su conciencia él haber sido el killer, toma uno de ellos un rifle con balas de salva, y así ninguno reconoce de quien fue el tiro certero. En la historia de la revolución hubo muchos casos así. Martín Luis Guzmán nos explica varios, como aquel general rebelde que, cuando las fuerzas de mi General Villa lo tenían en el paredón, pidió fumar un cigarro, de seguro era Delicados o Alas Extra. Lo dejaron fumar, la mano no le temblaba y la ceniza se mantuvo firme, quería decir esto que era de los soldados bragados. Hay formas de morir: inyecciones letales o silla eléctrica. Ignoro cómo le fue al gringo, si pidió piedad o solo cerró los ojos para esperar el tiro liquidador. Pero de que pidió cómo morir, lo pidió, y le fue concedido.

ALBERT  EINSTEIN.

Fue el inventor de la Teoría de la Relatividad. Algo que sólo él conoce y entiende. Porque aunque muchos hablen de ella, nadie puede presumir de captarla en su esencia. Fue un poco como Groucho Marx, que mucho tenía de genio y de buen sentido del humor. Se le atribuyen algunas anécdotas. Doy cuenta de unas.
Un periodista le preguntó a Einstein: ¿Me puede usted explicar la Ley de la Relatividad?,  y Einstein contestó: ¿Me puede Ud. explicar cómo se fríe un huevo?
El periodista: Pues sí, sí que puedo, a lo cual Einstein replicó: Bueno, pues hágalo, pero imaginando que yo no sé lo que es un huevo, ni una sartén, ni el aceite, ni el fuego”.
En una conferencia que Einstein dio en el Colegio de Francia, el escritor francés Paul Valery le preguntó: “Profesor Einstein, cuando tiene una idea original, ¿qué hace? ¿La anota en un cuaderno o en una hoja suelta?”. Einstein: “Cuando tengo una idea original no se me olvida”.
Einstein tuvo tres nacionalidades: alemana, suiza y estadounidense. Al final de su vida, un periodista le preguntó qué posibles repercusiones habían tenido sobre su fama estos cambios. Einstein: “Si mis teorías hubieran resultado falsas, los estadounidenses dirían que yo era un físico suizo; los suizos, que era un científico alemán; y los alemanes que era un astrónomo judío”.
Se cuenta que en una reunión social, Einstein coincidió con el actor Charles Chaplin. En el transcurso de la conversación, Einstein dijo a Chaplin: “Lo que he admirado siempre de usted es que su arte es universal; todo el mundo le comprende y le admira”. A lo que Chaplin respondió: “Lo suyo es mucho más digno de respeto: todo el mundo lo admira y prácticamente nadie lo comprende”.

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