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“Me debe muchas”

“Me debe muchas”

Fue en su oficina, con la comodidad del clima y la atención personalizada de la secretaria. No podía ser en otra parte para evitar que le tomaran foto o lo grabaran en estos tiempos en el que hasta tu interlocutor lo puede hacer desde la pluma que oculta en la bolsa de su camisa, o de su llavero.

Debió sacrificar su visita al restaurante El Edén u otros de la zona donde suele llegar a tratar sus asuntos de oficina en horario de trabajo o acompañado de su familia, con cargo al erario.

No fue una cita de amor ni menos el inicio de un cortejo. Pero tardaron entre diez y 12 horas hablando, riendo, bromeando de muchas cosas, entre ellas de cómo les sonríe el poder. Se frotaban las manos de lo que presuntamente harán juntos muy pronto, como en los viejos tiempos en que ambos disfrutaban del presupuesto de sus tecnológicos a manos llenas. Cuadrando cuentas y ganando entonces más que el Presidente como documentó el Órgano Superior de Fiscalización.

En la antesala de la oficina, los que llegaron puntuales a su cita, no fueron finalmente atendidos. El Director estaba muy ocupado. Ya luego les re agendarían la cita para resolver los problemas de los planteles o alguna otra cuestión de interés para el personal del Cecyte o de los estudiantes. Lo importante ahora era seguir platicando con su amigo Julio César Cabrales.

Detrás de su escritorio, peinadito, perfumado, con su camisa de marca, Guadalupe Arias Acopa, todavía titular del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Tabasco, como si fuese la mente más brillante, el único capaz, le rogó a Julio Cabrales, el director más nefasto que ha tenido el Tec de Comalcalco, el que como profesor de tiempo completo en la UJAT cobraba religiosamente su quincena sin presentarse, que le aceptara ser director de área.

Para Julio Cabrales la oferta fue una ofensa, una bofetada (“Yo estoy para cosas más grandes”, le respondió) después de que Adán Augusto López Hernández lo había impuesto como director del Tec de Comalcalco, donde el Órgano Superior de Fiscalización tiene en salvaguarda sus excesos.

Amigos del alma, de tantas aventuras, Guadalupe Arias Acopa sacó entonces su carta más fuerte para tenerlo entre los suyos, para seguir anclados a un presupuesto mayor, y le ofreció la dirección del Tecnológico de Balancán. Sí, donde hace poco fue nombrada como directora interina Mari Carmen Bravo Guzmán, que por cierto mantiene estable hasta hoy la institución luego de más de un mes de un fuerte conflicto que llevó precisamente al cese de su cuestionado antecesor.

Detrás del escritorio del aún director del Cecyte, Guadalupe Arias Acopa estaba ya convertido en un secretario de Educación de facto de Tabasco.

¿Pero cómo? La sorpresa de Julio Cabrales no era menor. Compete a la Secretaria de Educación y a las autoridades respectivas designar a los directores de los Tec.

Entonces el director del Cecyte lo calmó y le dio la certeza de que la secretaria de Educación, Patricia Iparrea, una de las funcionarias más eficaces, leales al gobierno, atendería su orden de hacerlo el próximo director del Tec de Balancán.

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“Me debe muchas” de cuando fue dirigente del SNTE, presumió Guadalupe Arias Acopa a un Julio Cabrales contento que ya se siente disponiendo del presupuesto del Tec de Balancán y continuar la racha de sus excesos a costa de la educación superior.

Arias Acopa le prometió a Julio Cabrales que diera por hecho que lo hará director del Tec de Balancán. Que no importa quién haya recomendado o elegido a la actual encargada del plantel.
Ya muy entrada la tarde -habían empezado a platicar desde la mañana- Julio Cabrales se despidió de su amigo, ahora padrino político, con la seguridad de que en unos días más la titular de Educación, Patricia Iparrea, le estará tomando protesta y entregándole su designación oficialmente como titular del Tec de Balancán.

En la oficina del Cecyte, se quedó Guadalupe Arias Acopa, el que ahora presume entre los suyos que en la Secretaría de Educación se hace lo que el ordena.

Veremos en unos días más, si su orden se acata y su amigo el adancista Julio Cabrales, el cuestionado ex director del Tec de Comalcalco y profesor de tiempo completo de la UJAT, sea impuesto en lugar de la la maestra Mari Carmen Bravo.

No nos queda ninguna duda que la secretaria de Educación, Patricia Iparrea, con toda la autoridad moral y legal que posee, no aceptará chantajes de quién recibió la oportunidad y confianza de dirigir el Cecyte sin merecerlo y que todavía busca exhibirla. Faltarle al respeto. Buscar usurpar el cargo de Educación que no pudo tener ni cuando su jefa Elba Esther Gordillo, la charra sindical priísta del magisterio, era ama de México, ni cuando Adán Augusto López mandaba en Tabasco a plenitud, es una tradición. Muy a su estilo.


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