Martí Batres y la rifa del tigre
El próximo director general del ISSSTE tendrá un gran reto en el tema de la salud. Si bien se registraron inversiones históricas, aún existen serias deficiencias.
El rescate del Instituto resulta ser una labor titánica cuando tendrá que pasar la charola a los gobiernos estatales que adeudan fuertes cuotas y que sin embargo los ciudadanos locales reciben la atención que oferta en territorio nacional.
El proyecto de rescate y transformación ISSSTE progresa con una inversión histórica en construcción de nuevas unidades médicas, equipamiento y mantenimiento de diversos inmuebles propios.
En el abasto de medicamentos prevalecen inercias; hay carencia de médicos especialistas; hace falta una mejor planeación de los recursos humanos
La digitalización de procesos y las sanciones a actos de corrupción cometidos en administraciones anteriores avanza y ya existen investigaciones firmes con sanciones penales; la prevención de ilícitos mejora.
De 2018 a la fecha se han invertido 30 mil 448 millones de pesos, cifra superior a las destinadas en los dos anteriores sexenios que apenas, juntos, alcanzaron los 26 mil millones 952 pesos.
En estos periodos la privatización del ISSSTE alcanzó niveles alarmantes en la renta de equipo médico, concesiones y contratos leoninos con la iniciativa privada que estiró la mano y en muchos casos nuca prestó los servicios signados.
Prevalecieron abusos de algunas autoridades confabulados con la representación nacional del sindicato mayoritario en la asignación de plazas de base y movimientos escalafonarios, así como de turnos opcionales y riesgos de trabajo con fines electorales,
Ingresaron a puestos de base recomendados de la alta burocracia institucional y sindical, dejando en la permanencia de guardias, suplencias e interinatos a los eternos aspirantes.
La mayoría de los aspirantes son familiares de trabajadores de base con derechos adquiridos al estar registrados por años en las subcomisiones mixtas de Bolsa de Trabajo, los que sólo ven como los brincan, aún al ocupar los primeros lugares en los listados.
Martí Batres tendrá que poner orden en el ISSSTE, tiene basta experiencia en la administración de recursos, así lo atestiguan los cargos en los que se ha desempeñado,
Además, cuenta con la sobrada experiencia de los más de 80 mil trabajadores de base en quienes recae el peso de las 21 prestaciones.
Este ejército de trabajadores al menos cuenta con más de 30 años de antigüedad en todos los niveles y servicios, cuya experiencia tiene la capacidad de acelerar la transformación del ISSSTE como lo reclaman más de 14 millones de derechohabiente en el país.
En 65 años, el Instituto lo han reinventado al menos 25 veces, cada nueva administración, en el ánimo de fortalecer los servicios da el timonazo y dan pie a una “nueva forma de administrar”.
Existen leyes, normativas institucionales; unas Condiciones Generales de Trabajo obsoletas e insultantes para los trabajadores que pocos respetan, es una realidad que viven los trabajadores de base y de confianza.
Existen en el Instituto personajes que han aportado prestigio, grandes avances científicos, administrativos y cuando llegan las nuevas administraciones, los celos profesionales hacen presencia y se minimizan las aportaciones que han brindado calidad y salvado vidas a los derechohabientes.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador facilitó a los tres directores del ISSSTE durante su sexenio los recursos necesarios y las herramientas indispensables para “nacionalizar”, rescatar de la privatización los servicios.
Recuperar la dignidad del Instituto es una tarea titánica. Seis años de esfuerzos contra más de 50 años de una corrupción galopante que se niega a desaparecer porque aún existen grupos privilegiados que se niegan a la transparencia.
Es el contexto cotidiano al que Martí Batres se enfrentará, quien seguramente con la basta experiencia administrativa y como negociador podrá enfrentar los conflictos de interés que aún persisten, agazapados y escondidos en algunos rincones del ISSSTE.
