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Manual para contar historias o ABC del storytelling

Manual para contar historias o ABC del storytelling

Una narración subyuga. Pero eso lo sabemos desde el principio del tiempo. Fue lo que Scheherezade  empleó para preservar su vida durante 1000 y una noches, lo único que impone silencio en  una urbe bulliciosa, lo que ahora permite conectar con la audiencia a nivel emocional, hacer que los datos complejos sean más fáciles de entender  y aumentar la persuasión de los argumentos.

Una narración es el señuelo de atención más cautivador y pleno. Por eso conviene analizarla.

Hay historias de éxito, fracaso, divertidas o de leyendas. Con estas tipologías se construyen los guiones del 80% de las películas. Resultan las más “taquilleras”.

Un mismo acontecimiento puede contarse de estas distintas formas. Es necesario considerarlo para adaptar la historia a circunstancias y público.

Por ejemplo, en una entrevista con un cliente potencial, una historia de fracaso en lugar de una de éxito puede ser más impactante porque se demuestra humildad y el interlocutor/reclutador asume que es bueno trabajar contigo.

Las historias de éxito son útiles cuando ya se consiguió al cliente, porque compartir cómo se ayudó a otro empresario a través de ese mismo proceso puede reforzar su confianza.

Pero no hay reglas inamovibles. Cada historia debe contarse de acuerdo a las circunstancias, pero también conforme a nuestra intuición, personalidad y credos. La narrativa debe representarnos.

El paso número uno es determinar qué queremos contar, por qué y cómo. Es decir, analizar a priori el resultado que pretendemos obtener y allegarnos información y datos. Se debe dominar el sutil arte de pensar visualmente. El 40 por ciento de nuestro cerebro está dedicado al procesamiento visual.

No deben desestimarse las descripciones más importantes para que nuestro público “vea” hechos trascendentales en la narrativa. Conviene simplificar hechos complejos con “viñetas visuales”. Es decir, en lugar de largos monólogos descriptivos optar por mencionar los rasgos generales de un dibujo o ícono representativo.

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No temer al ridículo: los grandes contadores de cuentos son personas sensibles y apasionadas que no dudan en compartir su visión y emociones de maneras incluso burdas para generar empatía y comprensión por parte de sus audiencias.

Por ello no dudan en testicular, levantar la voz, hacer ademanes exagerados

El storytelling está de moda. Recobra su legendario fuero para posicionarse como una sólida herramienta de persuasión. Si alguien lo duda deberá mirar al crowdfunding. Su éxito de recaudación está en el poder de sus narrativas.

No sólo sirve para posicionar marcas y empresas entre el público. Una historia puede extender nuestras redes sociales y abrirnos un mundo de posibilidades. Necesitamos rescribir quiénes somos y qué hacemos. Yo soy una contadora de historias…


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