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Maniqueísmo cultural

Maniqueísmo cultural

La inteligencia cultural o CQ, es la capacidad de entender la variación cultural, de dónde proviene, cuáles son sus consecuencias para el comportamiento humano en las organizaciones y más allá.

Este tipo de inteligencia, independiente del IQ y de la inteligencia emocional, es trascendental cuando estamos en un contexto global y al tratar de entender cómo negociamos acuerdos más allá de las fronteras culturales.

De una manera simplista hallamos sólo dos tipos de cultura: La que tiene muchas reglas es “herméticas”. En el extremo opuesto del continuo tienden a ser laxas que poseen más varianza y permisibilidad .

las culturas estrictas tienen mucho orden, a nivel social, poseen índices de criminalidad más bajos y las calles de su ciudad  más alineados. Tienen más disciplina, autocontrol y autorregulación. Incluso presentan menos deudas y menor obesidad.

Las culturas laxas, en cambio, presentan más delincuencia y menos sincronía, pero al unísono acaparan el mercado en cuanto a apertura. Y tienden a ser más adaptables al cambio.

Las personas que se sienten atraídas por las organizaciones cerradas tienden a ser más cautelosas, mientras las que privilegian las  culturas laxas se inclinan más al riesgo y a la innovación.

Por cierto, esto también es algo que está relacionado con las relaciones y el tipo de socios que elegimos.

Ahora, cuando se tienen muchas amenazas, necesitamos reglas para coordinarte y sobrevivir.

Ahora, las startups tienden a ser bastante flexibles, como era de esperar, pero a medida que van a escalar, van a necesitar ajustarse.

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¿Cómo se crea el equilibrio cultural en la organización? Ese es el trabajo trascendental del CQ. En general predominan las culturas cerradas en muchos tipos de organizaciones, pero se requiere analizar si las excesivas reglas resultan innecesarias.

Este es el primer paso para crear culturas más permisivas donde aparezcan más emprendimientos y posibilidades de realización.

Lo segundo es permitir la exploración. Permitir salis de confines férreos para encontrar otras posibilidades: de expresión, respuesta, expansión… También conviene delegar algo de responsabilidad y empoderar a las personas. Esa es la ruta a mayor creatividad y compromiso en organizaciones de todo tipo.

Después de todo, no hay un blanco o negro absoluto. Y son los miembros de una organización quienes deciden en qué proporción combinan los colores y generan otra asociación, una totalmente suya.


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