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Los “expertos” del pasado

Los “expertos” del pasado

Los “expertos” del pasado

La oposición ha quedado tan devastada en sus política y tan pobre con sus líderes que ahora debe echar a andar una estrategia basada en los tiempos en que todo era felicidad para ellos. Escarban lucidez del pasado en quienes nunca la tuvieron y poseen como único testimonio de inteligencia haber sido funcionario público de administraciones del pasado, cuando los cargos se otorgaban por intereses, complicidad, amiguismo, compadrazgo, pero no por capacidad o vocación de servicio.

Los medios deben defender su causa con rencor y agresión, para presionar para que le regresen el subsidio que el gobierno les daba, cantidades de dinero superiores a las que ahora otorgan a los programas sociales.

Por eso los cuestionan, porque creen que el dinero que reciben los adultos mayores, las madres solteras a los jóvenes, les pertenece. Costumbre que degeneró en complicidad criminal.

A quienes, en el periodo negro de la política mexicana, ocuparon un cargo ahora se les entrevista, con más resentimiento que razón dan su opinión sobre un presente al que todavía no despiertan. Ex presidentes, ex secretarios de Gobernación, ex titulares de Hacienda, del Banco de México, que siempre lucharon por llevarse dinero a sus bolsillos aunque en ello les fuera el desprestigio y la quiebra del país, ahora son las voces de una oposición sin voces, ni rostros, ni vergüenza.

El simple hecho de haber pasado seis años al frente de una dependencia de gobierno como titulares, ahora los convierte en expertos, que dicen la versión de su odio como si trataran de dar, con sus recetas del pasado soluciones a los problemas del presente, pero además aderezados con comentarios pesimistas sobre el derrumbe de la economía, la política o la confianza social.

Los ex funcionarios desde Zedillo hasta Guillermo Ortiz son expertos pero en la mentira, de la que siempre vivieron y por la que pudieron llegar a los cargos que ocuparon, siempre en su beneficio.

El país ha cambiado radicalmente en los últimos seis años, desconocen la dinámica de la economía entre democracias verdaderas. Lo relacionado con la economía ha dado giros importantes, sobre todo porque la sumisión a Estados Unidos imponía una manera de echar a andar el país que se desmembró y ahora, aunque quieran no entienden nada.

Los medios convencionales que deberán dejar de aparecer por vergüenza, han contribuido al desastre económico, político y de seguridad del país por defender intereses propios, ahora se da a la tarea de adoptar “expertos” del pasado con el único mérito de haber pertenecido a la burocracia dorada de los corruptos.

Ahora esas son las voces que la oposición utiliza para desgastar al gobierno, cuando están muy desprestigiados por la historia y con un rechazo social que crece cada día. Son los que deberían estar en la cárcel de por vida. Ellos fueron los que dejaron sin medicamentos los niños con cáncer, lo que impidieron que más mexicanos tuvieran un hogar propio, arrebataron empleos a los jóvenes, dejaron de construir escuelas, refinerías, hospitales, etc.

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No hay ex funcionario del anterior régimen que no sea millonario. Y que a pesar de gozar de la impunidad en la que viven, todavía cuestionan la actual política y aventuran juicios mal intencionados y de muy mala leche, basados más en deseos perversos que en pronósticos serios.

Los medios siempre se beneficiaron de esos burócratas corruptos, cada dependencia otorgaba a la televisión y la prensa una cuota mensual, semanal o diariamente. Es por ello que, en recuerdo de los viejos tiempos, ahora tienen espacios destacados para tratar de desgastar a la 4T, aunque en realidad carezcan de un talento administrativo que nunca mostraron.

La aparición de estos personajes emitiendo juicios sobre le presente, debilita a la oposición y aumenta la desconfianza en los contenidos de esos medios, quienes día tras día pierden público. Los mexicanos ya no se dejan engañar como antes, han dejado atrás la manipulación cotidiana de los medios para basar su noción de la realidad en el sentido común y la verdad.

La miseria en la honestidad de esos personajes ahora se convierte en un estado paupérrimo del conocimiento de la realidad. Los medios, los conservadores, la oposición muestran su enorme nostalgia por un pasado que no regresará


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