Los desinformadores
Por José García Sánchez
Algunos comunicadores hacen equipo en la denuncia y la histriónica indignación sobre los asesinatos de periodistas, hacen escándalo al respecto sólo para que la gente los considere comunicadores, aseguran que a los periodistas asesinados se les criminaliza desde el momento en que fueron ultimados.
Para algunos advenedizos del periodismo denunciar en sus espacios los asesinatos de los colegas representa tanto como recibir el título de comunicadores, esa es su única alternativa capacitación para su ejercicio cotidiano.
Acaba de suceder en Veracruz, un claro ejemplo de mal periodismo y evidentes rencores contra el gobierno convertidos en acusaciones falsas. Comúnmente se afirma que el gobernador manda matar a los periodistas en la entidad, como una consigna en la que ya nadie cree de tanto repetirse.
Los medios en Veracruz criminalizan a las autoridades, de los tres niveles de gobierno del país en cuanto muere un comunicador. Hace unos días el caso del periodista Héctor Noguera Trujillo sirvió para conocer mejor a los medios y portales convencionales que obsesivamente quieren responsabilizar de todo a la actual administración.
El priismo en Veracruz hizo mucho daño, tanto que todavía en esa entidad creen competitivos a algunos miembros de ese partido, y expresan públicamente no sólo su interesada posibilidad de ganar las elecciones sino su fe ciega, como si el tiempo no hubiera pasado, y con ello el desenmascaramiento de las múltiples triquiñuelas de sus militantes, dentro y fuera de este estado.
Sin investigación ni pruebas más de un periodista aseguró que el cuerpo de periodista mostraba huellas de golpes, de hecho algunos se atrevieron a asegurar que lo habían asesinado a golpes. De inmediato culparon al secretario de gobierno Erick Cisneros, al gobernador Cuitláhuac García, al Presidente, Andrés Manuel López Obrador, de ese supuesto asesinato que terminó siendo un infarto secundario a trombosis de arteria coronaria descendiente posterior. Perdió la vida a las 11 de la noche del pasado miércoles y los restos fueron hallados anoche, casi 24 horas después en el interior de su casa y no en las calles como los amarillistas habían asegurado. Más de un jefe de redacción en le entidad estaba muy molesto porque no se trataba de un asesinato.
La Fiscalía General del Estado aclaró que fue una muerte patológica, versión confirmada por la Comisión Estatal de Atención y Protección de Periodistas.
Algunos periodistas están acostumbrados a difundir y luego investigar, y tiene como resultado las diferentes versiones sobre el supuesto asesinato de Héctor Noguera Trujillo, desde el robo a su casa hasta la venganza.
La fantasía y el resentimiento de algunos comunicadores se extiende hacia extremos donde sus deseos se vuelven realidad y no porque quisieran acallar el trabajo del periodista sino porque consideran que mientras más crímenes de periodistas atribuyan a los funcionarios públicos, mayor será el desgaste de la bandera política que enarbolan.
Lo sucedido en Veracruz es sólo un ejemplo de la irresponsabilidad con la que operan muchos persistas, que a sabiendas de que mentían sueltan noticias sin pruebas con el objetivo de desgastar políticamente, a costa de la memoria de un compañero que dicen honrar. y lo que han hecho es perder credibilidad de ellos y de los medos donde trabajan.
La perspectiva de algunos medios en todo el país convierte el ejercicio de la seudoinformación en el epicentro de la polarización social, donde todo sucede menos la verdad. Los ejemplos de tergiversación de la realidad con este triste deceso fue un ejemplo muy claro de la consigna que tienen los medios en todo el país para presionar al gobierno para se regrese a la época del subsidio a los medios, lo cual representa un verdadero crimen, porque debe tomarse dinero del Sector Salud, como sucedía en sexenios pasados, lo cual evita que se reconstruya este servicio vital, luego del desmantelamiento creado con la complicidad de los medios, que fueron los verdaderos beneficiarios del presupuesto de esta actividad.
