Los derechos humanos según el apóstol EU
Una humanidad que retrocede en materia de derechos humanos, pero sobre todo, naciones completas que preocupan por el contexto de reducción del espacio democrático entre sus ciudadanos.
La muerte de George Floyd, ocurrió el 25 de mayo de 2020 en el vecindario de Powderhorn, en la ciudad estadunidense de Mineápolis. Este hecho, fue resultado de la brutalidad policial del elemento Derek Chauvin, quien lo mató de asfixia al presionar con su rodilla el cuello de Floyd contra el pavimento durante 8 minutos.
En este evento permanecen en la memoria colectiva los gritos de auxilio de Floyd de “no puedo respirar”. Su muerte, desató una ola de protestas a nivel nacional, las mayores registradas desde la década de los 60 desatada por la lucha por los derechos civiles. De eso Estados Unidos no dice nada, ni de los miles de indocumentados tratados con la punta del pie en su territorio. Y sus invasiones, guerras, golpes de Estado, asesinatos políticos.
El pasado 22 de abril, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony J. Blinken presentó el “Informe por países 2023 sobre prácticas de derechos humanos”. A más de un mandatario Latinoamericano, no le gustaron los resultados. Pregúntenle a López Obrador.
En ambos lados, el problema de la represión social está de cabeza. Por ejemplo, en América Latina, desde el arresto de opositores en Venezuela y Cuba, hasta el cierre de organizaciones de la sociedad civil en Nicaragua, la situación de derechos humanos continua en una difícil posición desde en 2023, según un informe publicado por el Departamento de Estado.
Blinken, en declaraciones a la prensa acusó que los gobiernos continúan encerrando a ciudadanos que desafían a quienes están en el poder y piden un futuro mejor desde Bielorrusia hasta Venezuela. Muchos son jóvenes. De los aproximadamente mil presos políticos que hay en Cuba, la edad promedio es de sólo 32 años, dijo.
Uno de los países de la región en los que se registraron “cambios significativos” en la situación de derechos humanos fue en República Dominicana, esto, según el informe por la “expulsión masiva” de haitianos aún en medio de la crisis de seguridad que enfrentan.
El cierre de la frontera con Haití por parte del gobierno colocó a poblaciones que ya eran vulnerables “en mayor riesgo”. Por si fuerera poco, en Haití, además de la violencia de las bandas criminales, se detalló la falta de un gobierno elegido democráticamente.
Pero hay que decirlo con todas sus letras. El informe ha demostrado que los gobiernos están extendiendo sus abusos más allá de sus propias fronteras. Nicaragua, con Daniel Ortega al frente, ha intentado presionar y castigar a activistas exiliados confiscando sus bienes.
En Colombia, por ejemplo, el gobierno estadounidense detalló reportes de crímenes violentos, secuestros y atentados de mano de grupos armados como disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional, así como organizaciones de narcotráfico.
Hay casos donde la balanza no está bien medida. En El Salvador, el gobierno estadounidense expuso cómo bajo el estado de excepción, los informes de violencia de pandillas disminuyeron, sin embargo, “las detenciones arbitrarias socavaron el debido proceso y exacerbaron las condiciones históricamente difíciles en prisiones superpobladas”, se lee en el informe. Pero como Bukele, podría equilibrar los derechos humanos para miles de rufianes. En México, ¿se darían los mismos resultados? ¿Los derechos humanos sólo para los delincuentes?
Honduras, que también se encuentra bajo estado de excepción, evidenció “un aumento en la violencia de género”, así como “preocupaciones crecientes de detenciones ilegales” y uso excesivo de la fuerza.
Este informe de derechos humanos del Departamento de Estado es la versión número 48 del mismo que se emite cada año, con misiones estadunidenses en el extranjero y en Washington que examinan, rastrean y documentan el Estado de Derecho en casi 200 países del mundo.
En múltiples países de la región como Argentina, Bolivia, Chile, Ecuador, Panamá y Paraguay, el Departamento de Estado aseguró que no hubo “cambios significativos” en la situación de derechos humanos en 2023.
Se documentaron “reportes creíbles” de asesinatos arbitrarios, violencia de género y tráfico de personas en la mayoría de estas naciones.
En asunto está en el tintero, una humanidad que retrocede en materia de derechos humanos, pero sobre todo, naciones completas que preocupan por el contexto de reducción del espacio democrático entre sus ciudadanos. Historias que se repiten, una y otra vez.