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Los buenos activos

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La política no tiene relación con la moral. Camelot.

México tiene entre los políticos, gente buena, algunos son críticos del sistema. Uno de ellos es Germán Martínez Cázares, egresado de la Universidad Complutense de Madrid, Universidad La Salle y Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (CEPC), a sus 56 años, es una gente que militó en el PAN y una mañana todo enojao se fue de ese partido a Morena. Formó un pequeño grupo plural entre los senadores y ahí anda, crítico y activo. Un día se fue con el presidente AMLO y lo llevó a dirigir el IMSS. Hombre honrado y de una pieza, una mañana le renunció cuando vio que todos querían meter la mano allí, a esa dependencia que es orgullo de los mexicanos y que, si no existiera, quien sabe cuántas muertes no habría en el país. Germán ayer fue rehabilitado por Xóchitl Gálvez, quien lo nombró uno de los puntales de la campaña, junto a Josefina Vázquez Mota y Kenia López Rabadán. Senador de la República, volvió a su viejo partido, el PAN, y está siendo propuesto para buscar un escaño federal en la legislatura que viene. Hacen falta las voces críticas, serias, esta es una de ellas. Por ahí quien araña también hueso, es el veracruzano Julen Rementería, que va en esa camada de propuestas para seguir legislando y no abandonar las sagradas nóminas que da la patria a sus hijos preclaros.

Zedillo en México 

Odiando al PRI, partido del que renegó desde que, a la muerte de Colosio, fue nombrado sorpresivamente su suplente, solo porque Dios sabe qué de cosas habrán ocurrido en la mente de Carlos Salinas, para pensar que este hombre le guardaría fidelidad. Fue su más acérrimo rival, se nota que lo odiaba con odio jarocho, y terminó con un escándalo nacional, al apresar al hermano incómodo, Raúl Salinas, lo que motivó un show del ex presidente y luego su exilio. Ahí la política priista se rompió y se formó un parteaguas en esa historia, que terminó cuando Zedillo no metió las manos en la elección y dejó empinar a Francisco Labastida, para que Vicente Fox fuera el primer presidente de la oposición en lograr una presidencia. Cuando terminó su sexenio, se marchó a chambear con los gringos y guardó sepulcral silencio. No regresó a México ni siquiera para ir a la Basílica de Guadalupe, que alguna vez mexicano que se va viene a rezarle a la Morenita. Vino a México a un evento privado como conferencista. AMLO en las mañaneras le había dejado cuatro recados, ya ven ustedes como es el presidente, quiere camorra con cualquiera. Pero Zedillo lo vio de reojo y, cuando le preguntaron de eso, hizo como que no escuchó. En la conferencia le dejó cuatro mensajes.

 

UNO: “Cada que algún político que no entiende algunas cosas, y quiere insultar a alguien, le dice neoliberal”. Gancho al hígado número uno.

 

DOS: “En el pasado, algunos lograban apoderarse del poder con los militares. Lo que ha sucedido es que, han aprendido cómo funciona el sistema, y les gusta la democracia hasta que acceden al poder y una vez que ya han accedido, buscan erosionar la democracia. Es un problema muy serio, porque la forma de acceder vía democrática es vía el engaño, la demagogia y el populismo”. Uppercut dos.

 

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TRES: “Las fallas de algunas políticas del pasado ha provocado la apertura de espacios para que el populismo haya renacido en algunos de nuestros países”. Recto a la mandíbula.

 

CUATRO”: Vemos países en los que el liderazgo político llegó al poder con la democracia, que todos los días dice que el país vive en democracia, pero todos los días trabaja para erosionar las bases de la democracia. Lo hace buscando eliminar los pesos y contrapesos del poder público, los organismos autónomos, debilitarlos con muchos procedimientos”. Directo al rostro.


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