Lo que aportamos al mundo
En estos días de relajación y reflexión, déjeme, amigo lector, compartir estas líneas con usted. La confrontación social y política que pesa en el México de hoy me lleva a hacer esta deliberación con ustedes a los que siempre me he debido, los lectores.
La sociedad en nuestro país se está volviendo muy apática. La empatía de generaciones pasadas casi se extingue en las calles, los vecindarios, los pueblos y en las ciudades. Nos estamos enfrentando a una generación que se ha perdido, que piensa que se merece todo, pero no quiere aportar.
Todos podemos ayudar, todos tenemos algo que aportar al mundo. Solo hay que pararse a pensar, ¿qué puedo hacer yo para dejar el mundo mejor de lo que lo encontré? Todos tenemos un margen de responsabilidad y también un margen de acción.
En pocas palabras, una libertad que podemos decantar con el propósito de mejorar nuestro entorno.
Todo lo que soy y lo que pienso proviene de todos los lasos que he formado con la gente que me rodea, en una simple conversación entre amigos se intercambian muchas opiniones y puntos de vista.
Hablar de la vida y del porqué de las cosas parezca inútil, cada uno se lleva un poco de lo que la otra persona opine y al final todos se enriquecen y cambian, aunque sea un poco.
Creo que el mundo no necesita siempre de contribuciones muy complejas, a veces lo mejor o lo único que podemos ofrecer son atenciones pequeñas. En este sentido, muchas veces la realidad es que no se necesita más para lograr un cambio significativo.
Lo que debemos buscar son esas sucesiones de pequeños pasos, la contribución de cada uno con su granito de arena, lo que levanta proyectos que, al principio, y por su magnitud, pueden dar la sensación de ser inabarcables.
¿Qué podemos aportar al mundo para transformarlo en un lugar mejor? ¿Cuáles son nuestras metas o nuestras ilusiones? ¿Qué podemos ofrecer para incrementar el valor de lo que nos rodea? ¿Qué nos hace especial para contribuir a los demás?
No estaría demás centrarnos en nuestro entorno y busquemos mejorar cada día ese pequeño espacio mejorando la vida de los demás. Todos venimos a este mundo a dejar nuestro granito de arena, a sembrar, a devolverle a la tierra, a enseñar, venimos a trabajar, a lograr y a capitalizar.
No podemos esperar que la vida sea únicamente recibir, el verdadero crecimiento personal también se da en lo que aportamos, contribuimos y logramos, el sentirnos útiles nos llena de vida, de buen ego y de confianza.
Como mexicanos debemos asumir nuestra responsabilidad sobre nuestra vida, evitando quejarnos o culpar a los demás de nuestras dificultades, y para ir trabajando nuestras debilidades porque es el único camino para inspirar y mejorar de verdad la vida de los demás. Esa es nuestra contribución al mundo.
Todos podemos aportar algo por el puro placer de poner en marcha nuestra motivación interior, sin esperar nada a cambio. Debemos descubrir que nos hace valiosos y con toda honestidad: brillar con luz propia. Somos diferentes, ni mejores ni peores, pero sí maravillosamente únicos.
Podremos creer que aportar algo al mundo es imposible, pero en realidad aportamos algo con cada idea que compartimos, o con cada sonrisa que expresamos, el mundo es parte de mí y yo de él, y por más insignificante que me sienta, todos los días aporto algo diferente y muevo, y empujo al mundo.
La vida social se ha vuelto muy agresiva, creo que es el momento de reflexionar para donde vamos, por que, sin duda, y con el rigor desgarrador, es que las personas quieren todo y se quejan de todo…pero no están dispuestas a dar nada.
Que este 2025 sea el mejor de todos sus años vividos. ¡Felicidades!