Líderes de opinión o líderes de opción

Los periodistas de los medios convencionales difunden debates donde pareciera que tienen pensamiento propio, lo hacen para demostrarlo porque la gente lo duda. El nado sincronizado que narra una vez fuera de los programas de televisión muestran que hay pensamiento uniforme y una mano llena de dinero que los guía.
Las razones de los debates son las causas que sostienen lo que escriben. La casa que construyen se llama golpe de Estados y cada publicación y su difusión es un disparo silencioso para derribar cada ladrillo que el pueblo construyó paso a paso, por muchos años.
Existe un abismo entre el pensamiento de los periodistas que debaten en público y lo que escriben. En lugar de ser más abiertos en lo redactado, tomando en cuenta que un texto escrito se piensa varias veces al redactarlo, son más cerrados que en los debates, obtusos. Lo cual acusa manipulación, obediencia a una orden de origen desconocido o adoctrinamiento de derecha.
Los rostros de un grupo de periodistas, todavía con público inexplicablemente, son tan variados como intereses detrás de ellos. Son, siempre lo han sido, expertos en todo en apariencia y la gente cree estas habilidades mágicas que ningún ser humano tiene, pero que ellos se atribuyen diariamente.
El fenómeno de la verdad como cheque en blanco en algunos medios no acaba de ser entendido por la población, principalmente por una clase media acostumbrada a la inconformidad con el gobierno, el cual nunca tomó en cuenta a nadie. Pero la inconformidad cada día tiene factores menos vitales y ahora llega a lo banal en algunas ocasiones, afortunadamente; sin embargo, la rabia por esas circunstancias es mayor injustificadamente.
Se pensaba que no cuestionar al gobierno en turno significaba mansedumbre, mediocridad, falta de inteligencia. El gobierno caminó veloz pero esa parte de la sociedad sigue igual.
Un segmento de la población que continúa consumiendo noticias de quienes saben perfectamente que mienten regularmente, pareciera que quieren vivir en el límite entre la verdad y la mentira y adoptan lo que fuera necesario por defender ese tipo de información que en realidad a nadie beneficia. Miran y admiran les confían su credibilidad a quienes ha sido partícipes de montajes en favor de los poderosos, y en la espera de un contagio de poder, los continúan frecuentando en nombre de un aspiracionismo que ya demostró su inexistencia como disciplina humana.
La doble personalidad de los comunicadores tiene que ver directamente con su inteligencia, aparecen a cuadro para confirmar que existen, incluso que son humanos, pero su discurso es muy diferente a su redacción en las columnas políticas que los convierten, por arte de magia, en analistas de la realidad del país.
Ningún “líder de opinión” de los medios convencionales que actúe por consigna ha mostrado inteligencia, lucidez, menos aún ser brillantes, no lo necesitan su tarea está destinada a esos perfiles.
Esta contradicción distrae pero, al mismo tiempo, ofrece espacios de atención en el público que todavía los sigue, haciendo creer que la política les interesa, cuando en realidad tanto en las apariciones que dan la cara, trabajan por consigna. A esta tarea no se le puede llamar periodismo. El único requisito es saber leer y escribir. Así han sido cómplices del saqueo y acompañado a la quiebra del país durante muchos años.
Los periodistas en México son cómplices de todos y cada uno de los delitos de los funcionarios públicos del pasado porque lo sabían y no lo denunciaron y muchas veces se beneficiaron sus bolsillos de ese silencio. Dichos comunicadores tienen más complicidad que méritos de investigación periodística y más dinero que cualquier acucioso buscador de la verdad.
La aparente doble personalidad de los otrora llamados líderes de opinión sirve para que la gente sepa que todavía hay gente que vive en el pasado y vive para contarlo. Deberían ser líderes de opción (política) y no líderes de opinión porque la derrota del 2018 los convirtió en activistas de la derecha.
En una especie de retrospectiva donde todo tiempo anterior fue mejor que abre una esperanza para quienes en algún momento gozaron de privilegios y suspiran por el pasado que intentan ver más cercano que el futuro.