La reconversión del superhéroe
Existe una fascinación latente, en todos los tiempos y culturas, por la heroicidad. Sin embargo, esta se transforma de manera continua según los valores imperantes en cada época y cultura. En momentos altamente disruptivos emerge un paradigma determinado y clarifica que se enaltece.
Así, durante la aparición de la pandemia de Covid-19, muchas instituciones milenarias se desdibujaron en el imaginario colectivo como referentes de poder real, como las iglesias y partidos políticos, y sorpresivamente el empresariado obtuvo un rol protagónico de liderazgo en las comunidades.
La era exponencial se volvió el escenario perfecto para que los creadores de riqueza y estabilidad familiar ostentaran la esperanza cuando todo parecía derrumbarse y romperse, incluso la vida.
Bajo esa misión que resultó sorpresiva a nivel global, el empresario, sin tenerlo plenamente consciente, se volvió un referente y, por ende, en un buscador asiduo de la nueva piedra filosofal de nuestro tiempo: el superpoder que resguardara su recién adquirido liderazgo social.
Por supuesto, el primer lugar en el que el empresario y figuras análogas como emprendedores e impulsores de start up e incluso minipymes en economías emergentes, se abocaron a encontrar la “magia” dentro de sus organizaciones. Era el reducto idóneo para descubrir el superpoder.
“Superpoder” es un eufemismo del conjunto integrado de personas, procesos y tecnología que puede dar a las organizaciones una ventaja distintiva. Es el corazón de la unicidad empresarial.
Está basado en elementos tan divergentes entre sí como visión y liderazgo, empleados, cultura, tecnología, estructura organizacional…incluso rutinas.
No existe un enfoque único para determinar qué superpoder es más ventajoso para una empresa específica, las organizaciones solo pueden volverlo real y tangible si tienen claro el valor que esperan que cree la capacidad, si está arraigada en la estrategia corporativa y si está vinculada al trabajo que es fundamental para la empresa y su industria.
El super poder en las organizaciones no es inmediato. Se trata de una alquimia que transforma a largo plazo. Vale recordar que sólo el 25% de las compañías es la que experimenta crecimiento a lo largo del tiempo.
Entre las estrategias atemporales aparece la innovación en el negocio principal, que representa el 80 por ciento del crecimiento, la participación de talentos y la creación de una cultura de innovación que abrace la toma de riesgos.
La génesis del superpoder comienza con un único y trascendental acto de valor; apostar por la restructuración.
