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La derecha y sus medios

La derecha y sus medios

La derecha y sus medios

La derecha, a través de sus canales de información y difusión, exige venganza por los resultados de la elección, como si la voluntad de la población fuera un agravio a sus personas. Expresan sin pudor, que odian a la presidenta electa y a todos lo que ella tenga por aliados.

Esto nos da una idea de que los medios que no desparecerán será porque están subsidiados por conservadores dentro y fuera de nuestras fronteras, pero lo mejor será saber por quiénes, sean personas, instituciones o gobiernos.

La política vista como una agresión cuando se pierde buena parte de los espacios de poder, habla de una profunda nostalgia inequívoca por la monarquía. Los medios en México tuvieron una doble derrota este 2 de junio, la primera contra la esperanza que siempre estuvo viva a pesar de todo de que perdiera Morena, porque de haber sido así, rescatarían los privilegios económicos convertidos en subsidios a propietarios, columnistas y reporteros.

La otra derrota es más evidente y salta a la vista todos los días. Es que a pesar de la propaganda que difundían en espacios privilegiados de sus diferentes medios, nadie les creyó que el país estuviera en manos del narcotráfico o de la miseria. Esto ya lo habían vivido los medios en 2018, pero creyeron que el pueblo se había equivocado, reiteró su desprecio por las mentiras, las manipulaciones y los engaños.

Si los medios continúan con su habitual costumbre de tergiversar la realidad, ya no le sirven a la derecha, ni nacional ni internacional. Al ver los análisis de los medios extranjeros, de derecha e izquierda, es fácil advertir la animadversión de nuestros comentaristas políticos esos personajes que ya fueron jubilados por la población, ya los jubiló la izquierda, ahora sólo faltan que los jubile la derecha a la que sirvieron y que ahora ya no le sirven, al contrario, les estorba.

Los actuales lectores de noticas habilitados en analistas deben desaparecer para que los medios se renueven. Porque en México la renovación de estas empresas sólo se basó en la tecnología pero no en los contenidos, de tal suerte que poner las mismas caras para contenidos diferentes no resulta ni lógico ni congruente, menos que quieran repetirse hasta la extinción.

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Así los Dóriga, Zuckerman, Alazraki, Ferriz, Cárdenas, Crespo, Dresser, Loret, Brozos, etc. (la mayoría apellidos extranjeros), deben retirarse concierta dignidad antes de que desaparezca por completo. Nadie les cree son repudiados y no le sirven a nadie. Personajes públicos que alientan el odio, que impulsan la polarización no tienen cabida en un país que expresó su voluntad sin hacer caso de sus recomendaciones, carecen de capacidad de convocatoria, por lo que no convencen a nadie. Huelen a rancio y se llevan entre las patas a los medios que los ocupan y que han tardado mucho tiempo en ser conscientes de su inutilidad. Han hecho mucho daño.

Los medios deben ser la vanguardia de la información y no su nostálgica expresión. Porque con esos personajes como conductores, se vuelven rumiantes de hechos que repiten y dan significados alejados de la realidad. En México, la información pocas veces ha sido reflejo de la realidad, primero, atados a los designios de los secretarios de Gobernación, luego a los de una derecha que les dicta por dónde deberían realizar el nado sincronizado, de tal manera que no saben hacer su trabajo porque desconocen su responsabilidad histórica, nunca la han practicado.

La dinámica de la información tiene como insumo principal la dinámica de la vida política, sobre todo cuando está regida por la población, sector al que ni medios ni locutores han volteado a ver.
Supuestamente los medios dedicaban sus espacios al servicio de la comunidad, pero no servían más que a los anunciantes y a sus intereses. Mentían y la gente lo advierte por eso les da la espalda. Es tiempo de renovarse o morir.


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